Memoria me dio 'pa' ti... Luisa 'la torrán'

"En el baile, lo más difícil es saber entrar y recogerse"

  • "Yo heredé el baile de mi abuela María Vargas, una gitana a la que todos querían ver bailar en la calle Nueva", comentaba la bailaora en una entrevista.

Con tan sólo diez años vino a buscarla Pilar López 'La Argentina' e Ignacio Sánchez Mejías para que formara parte del elenco de 'Las Calles de Cádiz', espectáculo al que no se incorporó hasta años posteriores por decisión propia. Luisa Valencia Medina 'La Torrán' (1927-2010) fue bailaora desde pequeña y eso que a ella nadie le enseñó, "yo heredé el baile de mi abuela María Vargas, una gitana a la que todo el mundo quería ver bailar en la calle Nueva". Compartió escenarios con los más grandes a lo largo de su dilatada trayectoria, desde Lola Flores a Antonio Mairena, pasando por Manolo Caracol o Camarón.

"Caracol lloraba con mi baile y con el de mi hijo Diego cuando estábamos en Madrid con Luisillo", aseguraba La Torrán en una entrevista concedida a finales de los 90 en un espacio de Pepe Marín en Onda Jerez Televisión. Una mujer cercana que hacía las delicias del baile en todos los tablaos y espectáculos en los que participó. Un estilo íntimo y cuidado de la escuela más ortodoxa del baile de Jerez.

Luisa era sobrina nieta de Paco la Luz, por lo que una vez estando en Sevilla, "que fui yo con mi padre Torrán y con Doña Concha Piquer, nos encontramos con El Gloria y él nos llevó a la Alameda de Hércules para que viéramos a La Serrana y a La Sordita, por eso te digo que conocí muy bien el cante por soleá y seguiriya de esa gente, eso era una maravilla".

Desde temprana edad la vida de Luisa cabalgó entre Jerez y Sevilla, "aunque a mí me gustaba estar con mi familia porque era una niña y me daba miedo de todo, me hacía la enferma para que me trajeran para Jerez". Fue entonces cuando La Piquer consiguió incluirla en 'Las Calles de Cadíz', "con Pepe el Limpio, Pericón, Jineto, Rita y Pepe Ortega, La Ignacia de la calle Nueva, Melchor, Ricardo y Esteban Sanlúcar". Doña Concha actuó entonces como una madre para Luisa porque sus padres "no podían faltar en el campo y perder las peonás". "Me daba 50 pesetas y me pagaba los gastos, se ganaba más que por última", decía.

Era una bailaora por derecho, no sólo fue conocida por sus ancestrales bulerías, también "me gustan las alegrías y las alboreás. Yo nunca he taconeado, con las manos y el vestido lo he hecho todo y por eso he gustado siempre". Se codeó con lo más granado de la sociedad madrileña, "Curro Romero siempre venía a recogerme en un Mercedes para que me fuera con él y mi hijo Diego a cualquier tablao de Madrid para vernos bailar".

Se casó con Diego de la Margara, tío de la Paquera, y de ese matrimonio nacieron diez hijos, de entre los que destacó Dieguito de la Margara. "En Jerez hay muy buenas bailaoras y bailaores, pero como mi hijo ha bailado pocos van bailar, porque él ha aprendido de mí, y yo de las grandes como La Macarrona y La Malena, aunque a él no le gusta que yo diga esto", relataba.

Una vez que se consolidó como artista participó en innumerables espectáculos y giras junto a Manuel Morao. Entre sus últimas apariciones destacan las de 'Cien Años de Cante' en las que "bailé por alboreá a El Pele" y las del espectáculo 'Arco de Santiago' en la Expo del 92 que obtuvo el Premio Demófilo de Arte Flamenco.

Destacaba que lo difícil del baile por bulerías "es saber entrar y salir, hay algunas que se llevan media hora porque no saben cómo irse". El estilo de Luisa la Torrán fue heredado, además de por su hijo, por distintas maestras jerezanas como Ana María López o Angelita Gómez.

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