XXIV Festival de Jerez

El equilibrio perfecto de la juventud

El Concurso Internacional de Baile Flamenco Puro de Turín da sus frutos una vez más en el Festival de Jerez. Ayer volvió a comprobarse que la juventud llega con paso firme, preparada y con una profesionalidad digna de elogio. La Sala Compañía acogió el espectáculo de Maise Márquez, que presentó ‘Habla la Tierra’, y de Gabriel Matías, que hizo lo propio con ‘Ellos’. Tanto una como el otro defendieron sobradamente los premios recibidos en la sexta edición del concurso mencionado, esto es, el del año pasado. Y fue una suerte comprobar el buen estado en el que se encuentran ambos, sobre todo en ideas, ya que ahí radica el fallo de muchos que sólo utilizan el cuerpo para exhibiciones de fuerza. Nada más lejos de la realidad ocurre con Maise y Gabriel, pues ambos han sabido asesorarse para esta gala que supone un gran punto de inflexión en la carrera de estos jóvenes.

La primera en salir fue Maise, con una propuesta sin demasiados alardes pero sabiendo aprovechar bien el espacio con un equipo técnico de sonido y de luces a la altura. Algún pequeño fallo de coordinación hubo en los focos, pero nada destacable. La bailaora recurrió a la memoria, a sus orígenes, a los sones que la acompañaron en los primeros años de vida. Murciana de nacimiento, no quiso abarcar demasiado en estilos y se centró en los cantes de levante, así como finalmente en tangos de Granada.

El guitarrista David Caro tuvo una aportación crucial para el buen resultado de la obra. No tuvo demasiado tiempo para demostrar todo lo que puede hacer, pero dejó un gran sabor de boca. Lo mismo que Gabriel Matías, brasileño de nacimiento que ha sabido adaptarse al lenguaje clásico del flamenco. Ejecutó los bailes de forma varonil, con una seguridad y finura fascinante.

Él fue menos monótono en el repertorio principiando su parte de la tarde por soleá. Desde el primer momento dejó claro el mensaje: aquí hay bailaor para rato. No hay que olvidar que hace tan sólo unos días estuvo acompañando a Rafaela Carrasco en la inauguración del Festival. Seguidamente gustó por garrotín, un estilo que apenas suena en los escenarios pero en los que Gabriel se creció con el dominio del bastón. Se quitó su chaquetilla roja, se sentó en una silla y nos regaló un zapateado por bulerías con un gusto exquisito.

En ‘Ellos’, el bailaor trae a la memoria las posturas inolvidables de Mario Maya, El Güito y Tomás de Madrid. Uno de sus aciertos ha sido contar con el asesoramiento de Isabel Bayón, algo que no pasa desapercibido en las transciones y el ritmo. Ambos fueron ovacionados por mantener un relato muy flamenco, disciplinado y repleto de recursos.

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