En paralelo · Jornadas técnicas sobre Mario Maya

"Hacía fácil lo difícil, de ahí su gracia"

  • El Centro Andaluz de Flamenco acogió ayer la segunda cita de las jornadas sobre el bailaor Mario Maya; se recordaron las obras 'Amor brujo&' y 'Réquiem' con invitados como Suárez Japón y Ramón Pareja

Mario Maya y el teatro. Éstas fueron las principales líneas que se abordaron en la segunda cita de las jornadas técnicas que se están celebrando en el Centro Andaluz de Flamenco (CAF) sobre el maestro cordobés del baile. Ayer, las voces que le recordaron de nuevo fueron Juan Manuel Suárez Japón, Goyo Montero, Manolo Marín, Francisco López y Ramón Pareja. Una segunda cita en la que se volvió a poner de relevancia la calidad y las características innovadoras de esta gran figura del baile.

La capacidad de enseñar fue el motivo por el que Suárez Japón, mientras sustentaba el cargo de consejero de Cultura, apostó por Maya para ser el timón del Centro Andaluz de Danza (CAD). "En su día dudé entre Mario Maya y Cristina Hoyo para llevar el Centro, pero me decidí por Maya porque me daba un perfil más de profesor. Hay que recordar que él ya tenía desde hacía más de 10 años un centro de formación en Sevilla", señaló el ex consejero. El objetivo que ambos se marcaron al inicio de esta andadura en la danza fue principalmente "el de formar a los jóvenes artistas andaluces. Tras una importante fase de selección, ya que se presentaron muchísimas personas a las pruebas, conseguimos un buen grupo", recalcó Suárez, quien apuntó que "de ahí han salido sin duda importantes personalidades actuales de la danza, como Isabel Bayón, Israel Galván y Belén Maya, entre otros". Réquiem fue el primer espectáculo de Maya al frente del CAD y como si de la alternativa de un torero se tratara, estrenó la obra en el teatro de la Maestranza. "La idea que teníamos de formar a los jóvenes creo que fue un acierto total", concluyó.

Ramón Pareja, director de teatro, vivía en Italia cuando conoció por primera vez a Mario Maya. "Estaba buscando los orígenes que me quitó la dictadura, cuando llegaron Mario Maya y Concha Vargas con su Camelamos naquerar. Un grito que hería de libertad, un símbolo de que estaba cambiando la situación y sin duda fuimos tocado por la emoción", recordó el director entre la nostalgia, puesto que "en ese momento había muchísimo sentimiento. Sin embargo, ahora el arte se ha contagiado de la 'enfermedad' de la sociedad del consumismo. Hablamos de que cualquier cosa puede ser llamado arte". Con El amor brujo, Maya "sorprendió" al director de teatro. "Me llamó la atención la imagen abierta de Mario. Era un autodidacta, un bailaor que no tenía más privilegio que su creatividad. Hacía fácil lo difícil, de ahí su gracia", recalcó Pareja.

Otro de los ponentes que tuvo la oportunidad de acercarse al mundo de Mario Maya fue Francisco López, director de la Fundación Villamarta y director de escena. El principal trabajo que unió a estos maestros de las artes fue la obra Réquiem, de la que recuerda grandes momentos con el bailaor cordobés. "Maya decía que una coreografía no era sólo poner tres pasos juntos. Él entendía que tenía que ser un lenguaje que se debía convertir en la trama visual de un espectáculo. El resultado de un discurso donde los cuerpos dialogan y expresan una palabra, una música y un tiempo", señaló López. El director de la Fundación recordó que una de las cosas que más caracterizaban al bailaor era "su componente ético como creador y con su arte. Sabía que tenía que encontrar nuevos caminos expresivos como una necesidad ética, pero siempre con el respeto profundo a la tradición".

Danza, teatro y flamenco. Estas tres palabras eran los pilares de Mario Maya, una figura del baile que toma presencia en un festival con el testimonio de sus allegados, "porque cuando un gran artista muere, el sistema se resiente".

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