Cante

Hay ganas de Terremoto

Para comprender el honroso linaje de esta cantaora tendríamos que navegar por la historia de los gitanos de Jerez. Desde Juan Valencia Carpio 'Mojama', hasta su propio padre Fernando Fernando Pantoja 'Terremoto', sin olvidar a su abuelo 'Terremoto de Jerez' que en su día fue conocido como 'Perillo' siendo figura del baile. En ella recae el peso de la expresión desnuda de la seguiriya, de la soleá o de las bulerías. Pero por diferentes motivos necesita escenario, compás, ritmo, paseos y hasta cierto toque de interpretación, posiblemente fruto del poder genético que le deja su abuela María Márquez, artista jerezana que falleció no hace ni dos semanas, o de la hermana de su abuelo, María Soleá. Parece que el tiempo no se lo ha puesto fácil a esta joven que ha visto marchar a las personas más importantes de su vida prontamente haciéndola madurar desde las fatigas y las duquelas. Su voz nace de las entrañas, de la experiencia, del dolor, de la añoranza, de la nostalgia, del logro de la sangre.

María Terremoto llegó al Festival de Jerez como un auténtico vendaval dejando claro que los cantes de la escuela jerezana son imperecederos en su casa, en su tierra y en su generación. Como es habitual en sus recitales, no se queda con nada dentro llegando hasta el límite de sus capacidades. El público lo nota y por eso se deja convencer del nivel de esta ya no tan promesa del cante. Dieciocho años tiene la criatura y ya ha convencido en Sevilla, en Madrid y en Jerez.

Al final del espectáculo sale Remache, Manuel de la Nina y Rafael del Zambo, por bulerías

Posiblemente hablemos de una de las artistas con la agenda más ocupada de cuantas hay, teniendo un verano por delante de verdadero infarto. Se lo está ganando a pulso, con profesionalidad, seriedad y con ese derroche de gitanería en la voz que nos hace estremecer y dar constantemente viajes al pasado.

El público confía expectante antes de empezar, volviendo a ver caras muy familiares y a la afición más joven de nuestra tierra. Luisa y Juana, las hijas de 'Terremoto', no quisieron perderse la cita y, de seguro, vivieron una noche difícil porque cada vez que María abría la boca nos trasladaba a La Asunción y nos dibujaba el rostro inolvidable de su padre, un ser de extraordinaria bondad y con un talento musical impresionante.

María optó por realizar una actuación con doble sentido. Por un lado no olvidó los cantes que más identifican a esta saga nacida en calle Nueva que mencionamos anteriormente. Recurrió en muchos momentos a las composiciones del padre, recogidas en ese trabajo discográfico publicado a título póstumo y en el que admiramos esa versión creativa de un genio de nuestro tiempo, caso del título 'Pasajeros en el Tiempo'. Nos sorprenden los tangos 'Viva Jerez', que creó 'El Tete', así lo conocían a su padre en casa. En esas letras nos recuerda a cantaores como Sordera, La Paquera o Curro de la Morena.

Nono Jero, otro de los triunfadores de la noche, nos regala unas bulerías al compás de sus ancestros. Tiempo que aprovecha María para cambiar el vestuario y salir de nuevo para interpretar la zambra 'Soleá de mis pesares' con el piano de Melchor Borja. Estremece por fandangos. A modo de sorpresa salen Enrique Remache, Rafael del Zambo y Manuel de la Nina, tres aventajados de su tiempo que reivindicando por bulerías la necesidad de estos ecos. María se suma a la fiesta aunque se espera que ella sola se explaye después. No hay suerte.

A la salida, el respetable destaca el poderío de su garganta, su extrema sensibilidad y la madurez de su eco. Echan de menos malagueñas, alegrías o soleá. Gustá más cuanto más serie se pone. Hay ganas de María, hay ganas de cante nuevo y fresco, hay ganas de Terremoto. Larga vida a esta dinastía de Jerez que tanto ha dado ya.

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