antonio najarro. director del ballet nacional de españa

"A veces hay que buscar estrategias para acercarse a quien no te conoce"

  • El coreógrafo madrileño repasa su labor al frente de una institución que dirige desde 2011 y que regresará al Festival de Jerez tras casi trece años de ausencia

"En Jerez vamos a dar una visión amplia de lo que estamos haciendo", dice Najarro

"En Jerez vamos a dar una visión amplia de lo que estamos haciendo", dice Najarro

Desde 2011, Antonio Najarro dirige el Ballet Nacional de España, una institución que en este 2018 cumplirá sus 40 años de vida. Hoy, tras casi 13 años de ausencia en la programación de la muestra jerezana, el Ballet vuelve a las tablas del Villamarta para representar varias coreografías de diferentes espectáculos de su intensa historia.

-¿Por qué tanto tiempo sin pasar por Jerez?

-Somos una compañía muy difícil de mover, y dependiendo del espectáculo viajamos entre 60 y 70 personas, entre bailarines, técnicos, producción...Es complicado. Ahora, bajo mi dirección, tal y como reflejaba mi plan director, uno de mis objetivos era que se nos viera en España. De hecho, hemos recuperado muchísimas ciudades a las que hacía muchísimos años a las que no iba el Ballet Nacional. El ciudadano español contribuyente, porque esta compañía pertenece al estado, se merece ver al Ballet Nacional, y para eso hay que hacer un esfuerzo económico y ganas de ir.

-Además, ha elegido usted un repertorio concreto...

-Eso es, la elección ha sido totalmente a propósito, precisamente por todos los años que hacía que no venía el Ballet Nacional de España a Jerez. Por eso quería dar una visión lo más amplia posible de lo que estamos haciendo, y de lo que se hizo antaño.

-En abril se cumplirán 7 años al frente del Ballet Nacional, ¿qué conclusiones saca de esta etapa profesional?

-La verdad es que se me ha pasado volando y mira que nos han pasado cosas... Soy una persona muy activa, a la que le encantan los nuevos proyectos y arriesgar continuamente. El ansia de querer llevar a cabo todo lo que estaba incluido en el plan director ha hecho que se haya pasado el tiempo rápido. Ha sido una etapa enriquecedora y he intentado dotar al BNE de nuevas cosas.

-¿Y de qué está más orgulloso?

-Bueno, queríamos tener más presencia en las redes sociales, tener mayor visibilidad y de alguna manera, acercar la danza española a la sociedad. Hemos intentado acercarla a los niños con funciones para las familias, incluso este año tenemos previsto sacar un videojuego para niños. También hemos trabajado a nivel solidario, hemos sacado la danza a la calle con ensayos en plena calle, hemos abierto un departamento de patrocinio y mecenazgo, hemos alimentado el repertorio del BNE con siete espectáculos diferentes, hemos recuperado el folcklore con el espectáculo 'Sorolla' que hacía muchos años que no se representaba sobre un escenario, hemos recuperado un 50% del repertorio antiguo combinado con otro 50 con nueva creación. Además, se han incluido nuevos coreógrafos, han pasado más de 25 coreógrafos y maestros nuevos en estos siete años. Todo eso es a base de mucho tesón, de tener un equipo directivo que te respalda y sobre todo dar mucha visibilidad al Ballet Nacional de España.

-Y además de eso, preparan ya diversas actividades por todo el mundo para conmemorar el 40 aniversario....

-Con este aniversario queremos potenciar estas acciones y seguir creando nuevas, aparte de la celebración propiamente dicha. Para ello presentaremos un nuevo espectáculo conmemorativo con repertorios de estos 40 años, y publicaremos un libro de lujo de fotografía, donde se hace un repaso de todas las direcciones del Ballet Nacional. Además, haremos colaboraciones con la moda, con el perfume, la gastronomía, seguiré llevando la danza al deporte, como el patinaje artístico sobre hielo...En definitiva, pluralizar la danza como he hecho toda la vida.

-Con la experiencia que tiene, ¿por qué cree que ha perdido tanto terreno la danza española?

-Cuando cree mi compañía, quería llevar la danza española por todo el mundo. La danza es una gran desconocida, porque por regla general lo que ha exportado siempre este país es el flamenco. Entonces, tuve que buscar una fórmula en la que unía otros lenguajes, como el tango argentino, el blues, soul o el jazz, con la danza española. Eso sí me sirvió para exportarlos, y pude meterme en un mercado internacional en el que muchos seguidores del tango, por ejemplo, acudían a ver el espectáculo y al mismo tiempo conocían la danza española. Sabemos que la danza española, en sus cuatro registros, quitando el flamenco, es una gran desconocida, pero creo que también hay que buscar estrategias para poder hacer que el público que la desconoce se pueda interesar por ella. Es una especie de actualización, como hemos hecho por ejemplo en la segunda parte que vamos a hacer en Jerez, donde hay un vestuario de Teresa Helvig totalmente actual con cazadoras de cuero, terciopelo, vestidos de noche... Eso es un poco que se debe hacer para cautivar a un público que desconoce la danza. Que es una pena, sí, porque los cuatro registros deberían ser conocidos en todo el mundo e incluso a nivel individual, tanto la escuela bolera como el flamenco, la danza estilizada y el folcklore deberían por sí mismo llenar un teatro. Pero como no es así hay que buscar estrategias, además de un esfuerzo por parte del artista creador y el programador para que el público los conozca.

-Al margen de lo que cuesta...

-Claro, porque llevar una buena compañía, con bailarines muy preparados para defender una escuela bolera o un clásico español de nivel y con un formato actual, es muy complicado, requiere tener una formación de ballet clásico muy potente, es decir, que una compañía tenga sus clases de ballet clásico diarias y eso es muy costoso. Llevar un maestro de ballet en todas las giras necesita de una infraestructura grande, y eso, para una compañía privada, tal y como están las cosas, es difícil.

-Es curioso pero la última vez que pasó por el Festival fue con aquella Salomé de Aída Gómez...

-(Risas) Sí, fue en 2002, ya ha llovido. En aquel entonces no tenía mi compañía, que para mí ha sido muy importante en mi carrera, más que nada porque era yo y los míos los que teníamos que hacer todo, desde el vestuario que me lo cosía mi madre, hasta moverme a nivel de promotores y directores de teatro. Hasta tuve que aprender dos idiomas más, además del que hablo para ello. Todo eso unido a dirigir y bailar. Eso me ha dado un aprendizaje enorme. Por eso me encanta volver a sitios como Jerez, sientes como una lección de vida y ves cómo has evolucionado.

-¿Y se arrepiente de algo?

-Sinceramente no. En la vida uno tiene que hacer lo que realmente piensa que tiene que hacer para que cuando mire atrás cuando ya lo ha hecho nunca sienta una frustración, una pérdida de tiempo. Yo, al ser una persona muy ambiciosa, todo lo que estoy dando al Ballet, lo hago porque no me gustaría nada mirar hacia atrás de mayor y diga 'no lo hice'. Por eso me lanzo a todo y si me equivoco lo acepto y si no, bienvenido sea.

-A final de diciembre el BNE estrenó 'Electra' con Antonio Ruz. ¿Qué balance hace?

-Ha sido una experiencia muy positiva, porque era un proyecto de mucho riesgo. Siempre he tenido mucho respeto a crear obras argumentales completas a través de la danza. Me muevo mucho y me gusta ver muchos espectáculos, y creo que es muy complicado hacer una obra argumental redonda a través de la danza. Eso lo primero, y lo segundo, introducir un lenguaje muy contemporáneo como el del Antonio Ruz, que es un coreógrafo de perfil contemporáneo. El resultado ha sido mucho mejor del que me esperaba porque ha sido un proceso creativo, -iluminación, dramaturgia, composición musical-, construido a la par, y esa conexión, junto con la genialidad de Antonio Ruz, ha sido capaz de sacar lo mejor a los bailarines.

-A nivel personal, ha 'exhumado' aquella 'Romería de los Cornudos' que reunió a Lorca, La Argentinita, Cipriano de Rivas o Gustavo Pattaluga...

-Fue un encargo personal que me hizo la Fundación Juan March, y que me atrajo porque consistía en recuperar una obra que estaba totalmente olvidada. La primera versión la hizo La Argentinita en 1933, por eso, que me den la oportunidad de reponerla con total libertad y bajo mi criterio coreográfico y mi punto de vista ha sido un privilegio. Se ha quedado mucho público sin poder verlo, y bueno estoy muy contento.

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