Crítica 'La próxima piel'

Las trampas del pasado

la próxima piel. Sección Oficial. España, 2016. Dirección: Isaki Lacuesta, Isa Campo. Guión: Isaki Lacuesta, Isa Campo, Fran Araújo. Intérpretes: Àlex Monner, Emma Suárez, Sergi López, Bruno Todeschini.

Tras la muy discutible Murieron por encima de sus posibilidades (2014), Isaki Lacuesta podía optar por dos opciones: una, volver a las cintas de autor que le granjearon cierta fama en festivales (como Los pasos dobles, galardonada en San Sebastián en 2011); o bien, la opción más asequible y finalmente la escogida: una película de suspense, al estilo de Los condenados (2009), la joya protagonizada entonces por Daniel Fanego.

Si en aquella ocasión una hija (Bárbara Lennie) recorría un largo y tortuoso camino para conocer la historia de sus padres, ahora es al contrario: Ana (Emma Suárez) acude a un centro de acogida tutelado por Michel (Bruno Todeschini) para recoger a Gabriel (Àlex Monner), un hijo desaparecido hace casi diez años en un accidente en la montaña. Con su reaparición tratará de recuperar la normalidad perdida entonces, pero no resultará tan fácil pues Enric (Sergi López), tío de Gabriel, tiene dudas de que el niño sea verdaderamente quien dice ser.

Lacuesta, que también firma el guión con Isa Campo y Fran Araujo, filma con pulso excelente (algo hay del Haneke de Caché) incluso las secuencias de ritmo más pausado de una película puramente de género. La fotografía de Diego Dussuel, entre cumbres nevadas y nublados, ayuda a enturbiar la red de medias verdades y mentiras en torno al adolescente. El certero magnetismo de Monner hace el resto en una cinta de buen ritmo, cuidada ambientación y bien dialogada, donde el reparto cumple con creces y en la que incluso algo de la poética del realizador aparece aquí y allá, especialmente en el primer tercio y en la identificación de Gabriel con las arañas. Sin embargo, frente a tanto despliegue, el sabor final de La próxima piel es agridulce. Y es que Lacuesta resulta tan habilidoso trenzando a lo largo del metraje las diferentes bifurcaciones de la intriga, como descaradamente tramposo al presentar la resolución de la misma.

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