El reloj se ha puesto marcha atrás y los años 90 están más vigentes que nunca. La tendencia de ir recuperando las formas de la desencatada generación noventera ha marcado esta década, donde lo grunge, conexión más que oposición a lo hipster, es totalmente fire (hace ya siglos que decir in quedó desfasado). La moda urbana bulle cada dos semanas en el centro comercial y en una calle timoneada por los bloggers. Las claves esenciales se reconocen en lo que marcaba la moda un cuarto de siglo atrás: lencería exterior (con o sin transparencias), plateados, tallas holgadas, fuertes contrastes, volantes y plásticos. Y también vaqueros destrozados (el denim upgrade), camisetas, y devoción a las zapatillas deportivas, donde Adidas y Nike toman de nuevo ventaja. Para ellas, complementos como los chockers (gargantillas), también evocaciones vintage y campestres en los estampados; ellos, despeinados, con prendas básicas de marca. Incluso el chándal, con líneas actuales, se convierte en alternativa.

Los 90 arden, son fire, en estos tiempos tan virtuales que se adentran en un siglo XXI plagado de inseguridad y nostalgia.