Letizia, de cerca

La periodista Carmen Enríquez dibuja a una mujer de carácter fuerte y perfeccionista que se sintió liberada con la proclamación de su esposo como Rey y que está ayudando a desencorsetar la imagen que se tenía de la Monarquía

I. Brea

06 de junio 2015 - 01:00

Casi 20 años como corresponsal de TVE para la Casa Real y cuatro libros publicados sobre la Familia Real son más que suficientes para hablar con propiedad y sin miedo a equivocarse de los entresijos de la corona. Por eso hemos recurrido a ella para conocer a la Reina en un plano más corto. Carmen Enríquez define a doña Letizia como una mujer "extremadamente responsable, inteligente y de carácter fuerte". No tiene la menor duda de que es ahora cuando está demostrando su verdadera personalidad ya que recalca que en sus primeros años como Princesa su excesivo perfeccionismo la mantuvo en tensión y le hizo mostrar una imagen demasiado fría.

Desde que tuvo conocimiento de la abdicación de don Juan Carlos, dice Enríquez que "se sintió liberada". "Siempre ha sido mirada con lupa y no sólo por los medios de comunicación sino también por la propia Familia Real -es de sobra conocido que entre ella y su suegro no había buena sintonía- por eso es ahora cuando está siendo ella misma y está actuando con criterio propio, lo que está aportando nuevos aires de modernidad a la Monarquía. Desde que es Reina se comporta menos formal y con más soltura", explica.

Aunque la valoración que tienen los españoles de doña Letizia es algo inferior a la de su esposo, Carmen Enríquez subraya que lo está haciendo "muy bien". "Todo lo que hace despierta el interés de los medios y está ofreciendo una visión de la monarquía más juvenil y menos encorsetada que lo que teníamos hasta ahora. Su comportamiento es impecable", asegura.

A la periodista almeriense le gusta que la Reina siga manteniendo relación con sus amigos de toda la vida (aunque puntualiza que sus salidas se han recortado notablemente desde que su marido fue nombrado Rey) porque dice que de esta forma se pone "a pie de calle" y tiene cierta "proximidad" con las necesidades reales de la gente.

Lo que a Enríquez no le gusta tanto es el hermetismo y la excesiva protección que está dando a sus hijas (subraya que la Reina en este asunto es mucho más exigente que don Felipe). "Me parece que debería buscar un término medio. Está bien que las proteja del acoso mediático, pero debe entender también que en cierto modo sus hijas son un poco como patrimonio del Estado, sobre todo Leonor, porque está llamada a suceder a su padre".

Pero no sólo cree que debería ser más abierta a la hora de mostrar a sus pequeñas, sino también a la hora de establecer una cierta complicidad con los medios. "Cuando llegó debieron insistirle en que debía mantener las distancias con la prensa, algo que sigue a rajatabla. No obstante, creo que la asignatura pendiente tanto de ella como de don Felipe es establecer cierta fluidez con los periodistas que cubren las noticias de Casa Real basándose en algo tan fácil como el off the record porque es algo que facilita la comunicación entre las partes, el buen rollo, como dicen los jóvenes. Antes se buscaba la oportunidad en los viajes oficiales para cambiar impresiones, pero ahora no".

A Carmen Enríquez no le gusta echar la vista atrás ni mucho menos comparar a doña Letizia con doña Sofía porque, recalca, "además de odiosas, las comparaciones en este caso son absurdas". No obstante, asegura que en sus primeros años aceptó gustosa los consejos de su suegra porque entre ambas siempre ha existido una buena sintonía. "Don Felipe es el ojito derecho de doña Sofía por eso siempre ha querido que, sobre todo, sea feliz. En una entrevista me dijo que le parecía antiguo que dijeran que Letizia no es apropiada para su hijo. Me dijo: "Yo puedo ayudarla, pero no olvidemos que ella también me aporta a mí una visión diferente de las cosas".

La periodista tiene claro que la relación suegra-nuera es fluida, aunque subraya que con sus cuñadas la cosa cambia. "Con Elena la relación es normal, sobre todo porque ella quiere muchísimo a su hermano, y con Cristina la relación cayó en un abismo tras el caso Noos, y creo que hizo bien, porque de no haber sido así no sólo habría perjudicado al Rey sino también a don Felipe".

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