Más de dos meses después de sufrir un paro cardiaco que le quitó la vida, Michael Jackson por fin descansa desde ayer en el cementerio Forest Lawn de Glendale de Los Ángeles. Al funeral íntimo acudieron sus familiares y amigos más allegados que formaron una caravana de más de 20 vehículos para acceder al camposanto.

El féretro del rey del pop, arreglado por un estilista como si se tratase del último show del cantante y bañado en oro y plata, fue transportado por sus cinco hermanos hacia su última morada, un mausoleo donde se encuentran otras grandes estrellas como Humphrey Bogart, Clark Gable o Sammy Davis Junior. El entierro estuvo seguido de una recepción en un restaurante cercano a la localidad de Pasarena. La ceremonia, rodeada de grandes y costosas medidas de seguridad, comenzó con más de una hora y media de retraso, y a ella no quisieron faltar los amigos artistas más conocidos del cantante, como el actor Corey Feldman, Brooke Shields, Lisa Marie Presley, Mila Kunis, Chris Tucker, Steve Wonder , Elizabeth Taylor y Diana Ross, entre otros.

El adiós definitivo a Jackson ha acarreado un coste muy elevado que se ha sufragado con un fondo que dejó el cantante para su madre, sus hijos y obras de caridad.