Pasarela

Moda andaluza con vocación de futuro

  • La inauguración ayer del cuarto certamen Andalucía de moda supone la firme constatación de que, el diseño de nuestra tierra, tiene el futuro asegurado. Los jóvenes noveles llegan a la pasarela… pisando

Cuatro ediciones han sido suficientes para que, tras la jornada inaugural de ayer martes, pueda afirmarse que, la moda andaluza, tiene su futuro asegurado. Al menos, ésa era la sensación desprendida por las colecciones que, durante el Certamen de Diseñadores Noveles, se disfrutaron sobre la roja pasarela dispuesta para la ocasión en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla. Un glamouroso escenario que se impregnó de juventud, modernidad y coherencia, adjetivos que marcaron las líneas generales de las impecables puestas en escena.

Así, mientras Moisés Nieto apostaba por cinturas muy marcadas, Lorena Mariscal dejó volar la imaginación hacia un cómodo universo construido sobre un tejido que recordaba a los reconfortantes edredones nórdicos propios de la invernal estación que se avecina. Por su parte, Vanesa Suárez, bajo la firma Aller Costume, utilizó los calcetines blancos como señal de identidad de una filosofía asentada en laboriosas pedrerías. H2O o, lo que es lo mismo, María García y Teresa Cornello, hicieron desfilar a una mujer sexy y segura de sí misma que encontraba en los flecos un motivo para jugar con diferentes aplicaciones. Y más aún pues las pin ups –y, en general, las imperecederas estampas de la década de los 50–, renacieron bajo la mirada de Mara Mayán (Natalia Martínez); Rosa Calderón, en blanco, negro y amarillo, aportó elegancia en un diseño etéreo pero con personalidad; y, mientras Ana Baz se aliaba con la sencillez y el minimalismo, Raquel Rodríguez y María Rufino, marcharon a tierras africanas para descubrir allí la explosividad de unas telas plenas de vitales y coloridos estampados –entre los que hubo lugar hasta para algunas faldas idóneas para los hombres más atrevidos–. Cerrando la mañana, Carmen Osuna envolvió en tonalidades platas sus suaves formas y cortes plisados.

Sin embargo, la nota más arrebatadora –a pesar de que cada desfilante contara con un sello propio–, fue la protagonizada por Joan Fábregas quien, llegado desde Málaga, presentó una línea urbana donde llamaron la atención los materiales empleados –iluminados en la oscuridad– y la variedad de planteamientos en trajes o dos piezas complementados con frecuencia con toreras y fajines realzando la figura de las modelos. Buenas razones para alzarse con los 6.000 euros de premio que, condición indispensable, deberá reinvertir en su propia formación.

Ya por la tarde, Agustín Torralbo, también de origen malagueño, demostró por qué se ha convertido en uno de los favoritos entre las clientas de alto nivel adquisitivo de Oriente Próximo. ¿Sus claves? Vestidos largos con colas que estilizan la silueta femenina, escotes rematados en palabra de honor, motivos florales pintados a mano y gran movimiento de cada prenda que, fruncidas o lisas, constituían una baza segura para acudir impecables a cualquier gran evento nocturno donde seamos invitados.

Expectante por la novedad que constituía Plataforma, espacio pensado para profesionales aún no excesivamente conocidos pero con una cierta trayectoria en el sector, el público no quedó decepcionado, más bien muy al contrario, ante la labor de los cuatro participantes: Rocío Canela, minimalista y sencilla en pantalones y blusas con prominencia de transparencias; Agua Negra, empresa que se alió con la piel para revolucionar unas opciones pensadas tanto para ellas como para ellos; Penela Martín, muy innovadoras a la hora de plantear sus diez creaciones –conjunto nupcial incluido- confeccionadas artesanalmente reinterpretando pieles como el mutón, el zorro o el astracán bajo sus versiones sintéticas; y el cordobés Francisco Tamaral, cuyas sedas naturales tintadas en degradados recrearon los tonos del amanecer para unas piezas muy trabajadas y ceñidas con corseletes al cuerpo de sus maniquíes.

En pocas palabras, y rellenando el blanco libro de los gustos, Andalucía de moda arrancaba con paso firme y, sobre todo, con buenos augurios para tiempos venideros. Como en la copla, el grito al unísono que resonaba al final del día parecía proclamar con fuerza aquello de… “¿Quién dijo miedo?”.

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