Pasarela

París, un guiño al pasado

  • La capital francesa reunió durante nueve días a los mejores diseñadores de 'prêt-á-porter', que han presentado sus propuestas para la primavera -verano del próximo año. Un sinfín de tendencias, unas exuberantes y otras minimalistas, en las que los creadores más afamados se han dejado llevar por la moda de los años 60, 70 u 80. En la variedad está el gusto.

En el libro de los gustos no hay nada escrito. Esto es lo que deben de haber pensado los creadores que han llevado hasta las pasarelas de París sus propuestas para la próxima temporada primavera-verano de 2011. En la majestuosa carpa instalada a orillas de Sena para la ocasión se ha visto de todo. La mujer más rockera, bohemia, trabajadora, marinera, andaluza, elegante, femenina... Gran variedad de tendencias con un hilo común, la vuelta a lo de antes.

Diseños de seda, pieles, plumas, encajes, transparencias y con estampados se han podido 'saborear' en la mayoría de los más de noventa desfiles; aunque cada uno es de su padre o de su madre, claro está.

El poder de la naturaleza ha sido uno de los recursos más utilizados. Así, Sarah Burton en su debut como diseñadora sin Alexander McQueen, vistió a sus maniquíes rebuscando en lo natural; su máxima inspiración para esta primera colección sin su mentor. Ayudante de McQueen durante más de una década, era de esperar que Burton homenajeara al desaparecido creador con diseños femeninos, impregnados de la esencia del británico. Un detalle que el público supo agradecer.

Una colección tan natural como la que presentó Jean-Paul Gaultier para Hermes. El desfile final del francés para esta casa -que lo ha reemplazado por Christopher Lemaire- y que también encontró en lo animal su numen. Ovacionado por su buen gusto para vestir a la mujer como una auténtica amazonas andaluza, basó sus propuestas en el mundo de la hípica. Guiños a la belleza animal que hizo pasear a sus fieras ante las atentas miradas de los allí presentes. A estas propuestas hay que sumar las féminas más felinas de Givenchy, los lazos y vestidos campesinos en piel de Yves Saint Laurent, el punto cítrico de Stella McCartney, con sus estampados de naranjas y limones, los estampados de estrellas, flores o cisnes de Miu Miu -la hermana pequeña de la firma Prada- o las plumas de avestruz de Ungaro.

Modelos exuberantes o minimalistas con los que será muy complicado no saber qué ponerse en la temporada estival del próximo año. Cuando vuelva el buen tiempo los armarios se llenarán de prendas trabajadas y elegantes, pero también de otros diseños más sobrios y de corte sencillo. De lo primero ha hecho alarde creadores como Balmain, Kenzo, Sarah Burton o John Galliano. Y de lo segundo la firma Chloe, Elie Saab, Nina Ricci, con una combinación de sensualidad y erotismo, Valentino, que apostó por la elegancia y la feminidad, o la espectacular colección de Chanel.

Karl Lagerfeld se alejó de los colores ácidos y se dejó llevar por lo austero y sereno, pero elegante. Con un gran montaje acompañado de una composición sinfónica, Lagerfeld llevó a la pasarela un desfile inspirado en el cine de los 60 para el que contó con la presencia de la musa de Chanel en los 80, Inés de la Fressange.

Un festival de colores llegó de la mano de Dior, con su mujer más marinera, Vuitton, Loewe y en el regreso de Pierre Cardin, mientras que con lo suave jugó un cálido Valentino, o un asimétrico Balenciaga.

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