Marilyn Monroe es una de las mujeres más deseadas de todos los tiempos, pero ni ser un mito erótico consiguió que dejara de tener inseguridades. Al parecer, la exuberante actriz tenía envidia de la expectación mediática que levantaba su compañera de profesión en aquella época: Liz Taylor. Partiendo de esta idea, la ambición rubia protagoniza la edición norteamericana de la revista Vanity Fair el próximo mes de junio. La publicación hace una adaptación de las memorias del fotógrafo Lawrence Schiller, Marilyn & Me, donde queda patente el resquemor de la explosiva hollywodiense hacia su máxima rival en belleza. Para ganarle la partida, Marilyn pidió al fotógrafo una sesión que dejara al mundo sin palabras, fotografías que también salen publicadas en el número de la revista y que hasta la fecha no habían visto la luz. En las mismas, la actriz explota sus cualidades tumbada al borde de una piscina en traje de baño para más tarde salir del agua completamente desnuda. Según Lawrence Schiller, Marilyn no podía soportar que la protagonista de Cleopatra copara todos los titulares de la prensa por su belleza y su relación con Richard Burton. "No hay nadie que luzca como yo sin ropa", dijo en ese momento a su buen amigo. Aún así, Monroe se cuestionaba si lo único que valía de ella era su aspecto. "Quiero demostrar que puedo conseguir publicidad sin usar mi trasero o sin ser despedida de una película", comentó entonces la actriz.