Pasarela

Sara Bernhardt, la primera 'celebrity'

  • La actriz de origen francés revolucionó el cine de principios de siglo con su naturalidad, sus posados desnuda y sus gustos excéntricos Tuvo, además, una agitada vida sentimental

Su cabello era de color rubio oscuro y sus ojos, azul cobalto. Fue la primera gran estrella del celuloide en una época en la que el sonido aún no había hecho su aparición.

Sara Bernhardt reúne todas las cualidades para ser calificada como una auténtica celebritie, quizás la primera de la Historia. De pasado oscuro (su madre era prostituta de lujo en París) y gustos excéntricos ( tuvo, en distintas épocas de su vida, un león, un tigre, varios loros y un mono llamado Darwin), tuvo también una agitada vida sentimental en la que destacaron nombres como Gustave Doré, Victor Hugo, Jean Mounet-Sully, Jean Richepin, Philippe Garnier, Gabriele D´Annunzio y el mismísimo Príncipe de Gales, entre otros.

Estrella de cine pero también de teatro que actuaba con tremenda naturalidad, se casó una sola vez con un oficial griego llamado Jacques Aristidis Damala. Damala era hijo de un rico armador y era adicto a la morfina. Bernhardt se casó con él el 4 de abril de 1882 y fue un matrimonio tempestuoso. Sarah intentó convertir en actor a Damala, pero fracasó. La actriz le dio clases de actuación y le otorgó el papel de Armand Duval en La dama de las camelias. Se eran infieles mutuamente y un día Damala, abrumado por el éxito de su mujer y por las constantes burlas de los actores de su compañía, se alistó en la Legión siendo destinado a Argelia. Meses más tarde regresó con Sarah. Las separaciones y reconciliaciones fueron continuas hasta que ella decidió irse de gira por todo el continente americano en 1887 y Damala ya no la acompañó. Era la separación definitiva. Permanecieron casados hasta la muerte de Damala por los efectos secundarios del abuso continuado de la morfina en 1889, a la edad de 42 años. Bernhardt le enterró en Atenas y adornó la tumba con un busto tallado por ella.

Sarah Bernhardt fue también la primera actriz-empresaria del mundo del espectáculo. Mujer adelantada a su tiempo, no dudó en posar desnuda ante la cámara del famoso fotógrafo de la época Nadar. Era joven y necesitaba dinero. Eso sí, iba envuelta en una sábana.

Adicta a los juegos de azar y a coleccionar antigüedades, su mayor rareza fue la de comprar un ataúd y dormir a veces en él. Existe la leyenda de que se lo compró un amante aficionado a lo macabro, pero la realidad es que lo adquirió ella misma ya que sentía una fascinación especial por los temas fúnebres. Llegó incluso a dejarse fotografiar metida en un ataúd y haciéndose la muerta. Las fotografías se comercializaron y tuvieron un gran éxito. Hoy en día forman parte de su leyenda.

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