A Scarlett Johansson y Ryan Reynolds ya no les une nada. La pareja, que decidió poner punto y final a su envidiada historia de amor el pasado mes de diciembre, ya está oficialmente divorciada. Tras varios meses de trámites y mucho papeleo, la musa de Woody Allen y el apuesto hollywodiense han escrito el guión definitivo de su vida en común con la firma del último documento de divorcio en la Corte Superior de Los Ángeles. El paso final de un proceso bastante tranquilo, teniendo en cuenta que las rupturas en la meca del cine suelen ser bastante polémicas y controvertidas que llegó el pasado viernes para tranquilidad de sus protagonistas. Los portavoces de ambos han comunicado a la prensa que la separación ha sido amistosa y que, para evitar problemas en el futuro, todas las ganancias que la pareja ha acumulado durante sus dos años de matrimonio se repartirán a partes iguales, ya que no había un acuerdo prematrimonial ni tampoco tienen ningún hijo en común.

La ruptura de Scarlett y Ryan, aun sin traumas, causó una gran conmoción en Hollywood. Ambos presumieron de su amor por todas las fiestas, photocall y alfombras rojas del mundo, alardeando de una de las relaciones más estables y consolidadas; y eso que sólo llevaban un par de años casados. Pero, para sorpresa de todos, el fin de su relación llegó a finales del 2010 por "diferencias irreconciliables". Desde entonces, ambos se han mantenido bastante cautos y discretos en torno a su separación. "Los medios no fueron invitados a mi matrimonio y, definitivamente, no lo están a mi divorcio", exclamó el actor en una de sus apariciones públicas.

Lo que está claro es que tanto Johansson como Reynolds han superado al 100% su ruptura. Ella ha mantenido un pequeño romance con el veterano actor Sean Penn y, se rumorea, podría estar ilusionada con Justin Timberlake, mientras que él disfruta de su soltería, aunque también ha sido relacionado con otras mujeres, como Sandra Bullock.