A tiza

Pilar fuertes

Donde apunta el foco

Con Angelina Jolie resulta imposible que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Es demasiada la luz de su estrella como para ocultar hasta donde llega el resplandor de su fama. Por eso todo el mundo se ha enterado que ha visitado Perú para reunirse con los inmigrantes venezolanos. Siempre habrá quienes critiquen, como en una canción, a los 'pregoneros de sus caridades'. Pero no creo que esté la vida como para esconder buenas acciones donde las haya. Un enorme vacío de ejemplaridad como el que nos invade por todas partes, requiere urgentes compensaciones que hagan pensar que no todo está corrupto, que nos quedamos sin referentes, sin gente en quien fijarnos, sin ejemplos que seguir.

Angelina Jolie ha sido en Perú la embajadora de la ONU, que digo yo que no es poco; más concretamente, representante de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur entre tantas siglas del tiempo de las siglas). Y gracias a ella, el foco ha alcanzado desde su glamour de Hollywood hasta las miserias más negras de quienes han escapado de la influencia de un auténtico criminal como Nicolás Maduro, que aún se mantiene disfrazado de presidente. La Jolie nos ha hecho el hermoso préstamo de sus ojos para que veamos cómo la frontera de Perú con Ecuador está cruzada a diario por la desesperación. Según los más recientes informes de la ONU, cerca de dos millones y medio de venezolanos han huido de su país para liberarse de la crisis que padecen. Es tan aguda, que cualquier enfermo de cáncer ya no puede darse quimioterapia, ni inyectarse insulina los diabéticos. Ni un simple dolor de cabeza puede esperar ya a calmarse con aspirinas.

Está claro que los ojos de ese inútil para todo llamado José Luis Rodríguez Zapatero, ni tienen la belleza de los de la actriz, ni saben mirar -ni quieren- lo que es obvio. Zapatero lo que tiene son cejas, las que le van a una fisonomía diabólica que me hace aseverar aquello de que a cierta edad, cada uno es responsable de su propio rostro. Tampoco lo quiere ver el espónsor de Venezuela en España, Pablo Iglesias, auténtico patrocinador de horrores y de pobreza, que sin embargo sabe contar muy bien los metros cuadrados en viviendas de 600.000 euros. Me viene a la memoria Dalí cuando burlona e irónicamente dijo lo de "Picasso es comunista. Yo tampoco".

Como es natural en voces de regímenes opresores y asesinos, Diosdado Cabello, el presidente de la Asociación Nacional Constituyente de Venezuela, ya se encargó de atacar a Angelina Jolie, una luz cenital que no le interesa en absoluto desvelando internacionalmente más pedazos de las vergüenzas y atrocidades de Maduro. La califica de agente de la CIA y la acusa de no saber ni dónde cae Venezuela. ¿Sabe ese miserable dónde caen la democracia o los derechos humanos? No tengo ni idea de los conocimientos geográficos de Angelina Jolie, pero ha quedado claro que lo mismo vale para poner sus pies sobre la alfombra roja del cine, que para pisar la realidad más cruda y difícil de las angustias de miles de refugiados.

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