Pasarela

"No por ser una cara bonita merezco ser actriz"

  • Con una carrera impecable y un hijo al que defiende como una 'madre coraje', Verónica Blume evoluciona desde las pasarelas hacia el yoga. Así es una de nuestras 'tops' más internacionales

Ha sido solicitada por las firmas de moda más reputadas y, a pesar de su fama como modelo, siempre ha salido indemne de las "fauces" de la prensa del corazón. Se trata Verónica Blume de una reconocida profesional nacida en Alemania en 1977 y con una crianza en diversas culturas gracias a la cual habla cinco idiomas. Afincada en la actualidad en Barcelona, esta madre de un pequeño nacido en Ibiza -y de nombre Liam-, vuelca todas sus energías en el yoga, actividad que ha conseguido equilibrarla respecto a la vorágine de su faceta pública.

-¿Cómo descubrió estas técnicas? ¿De qué manera llegaron a su vida?

-Pues a través de un festival, hace siete años. Es algo que me ha cambiado radicalmente. El yoga y la maternidad me han ayudado a hacer las paces con mi cuerpo de dentro para fuera. Cuando era una quinceañera, me enseñaron al revés. Nunca he sido muy amiga del mundo del "ojo público". La belleza te distancia de la gente. Por eso apuesto por esa otra alternativa.

-Pero, ¿espera algo de su trabajo a estas alturas? ¿Qué le queda por conseguir?

-Recoger lo que he sembrado (sonríe). Tengo 32 años y me he pasado todo el tiempo de un sitio para otro. Ahora he llegado al punto de tener la suerte de poder elegir lo que hago.

-Y de abandonar una temporada, como hizo al quedarse embarazada, los 'flashes' y las sesiones de maquillaje…

-Me retiré un poquito, sí. Vine a la isla ibicenca y pasé aquí una temporada. Un hijo te da la libertad de poder ser tú. Luego regresé pero no a la ciudad. Hubiera sido imposible. Ver el cielo despejado es sanísimo. De hecho, no entiendo que haya quien pueda vivir en Bélgica (risas).

-Comparte desfiles con chicas que sueñan convertirse en alguien como usted… ¿Le provoca eso alguna sensación concreta?

-Lo que se ve de nuestra profesión es un ideal que se fabrica a raíz de una producción. No es la realidad. Se vende mucha imagen de Walt Disney que no se corresponde con la verdad.

-¿No se plantearía transmitir esa experiencia a las nuevas generaciones?

-Bueno, me quedo con el yoga. Es una filosofía más interesante. Además, todo ha cambiado demasiado. Antes había más arte, más magia. Ahora casi todo se hace al por mayor. Sin embargo, aún no ha llegado el momento de dejarlo. Eso será cuando empiece a actuar por inercia. Mientras, me mantengo en una postura de observadora.

-Entonces, ¿no le provoca igual lo de caminar sobre la pasarela?

-La seguridad hace mucho. Al principio sí me ponía muy nerviosa pero, poco a poco, he aprendido a relajarme. Lo que no cambia es el pellizquito.

-¿Aceptaría que su hijo quisiera seguir sus pasos?

-Verá, por la trayectoria que está siguiendo me da la sensación de que no le va a dar por ello pero, si insistiese, le acompañaría.

-Sea como sea, tiene una mamá a la que veremos pronto en la gran pantalla…

-Efectivamente. El año que viene estrenaré una película aunque aclaro que no por tener una cara bonita merezco ser actriz. Tendré que currármelo y avanzar paso a paso. Por lo pronto, avanzo que se trata de un proyecto en 3D llamado El viaje mágico a África. Es un cuento infantil con mucho mensaje para los adultos.

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