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Las cristianas plantan cara al EI en Siria

Cansadas de ver cómo el Estado Islámico (EI) amenaza sus pueblos en el noreste de Siria, las cristianas han decidido levantarse en armas para luchar contra los radicales en una milicia que combate codo a codo con los hombres. "Yo me uní porque en los tiempos actuales no debemos sentarnos en casa a ver lo que ocurre en nuestros pueblos y a nuestra gente, no queremos ver otra masacre, por lo que tomé el camino de las armas", relata a Efe la portavoz de las Fuerzas de Protección de la Mujer Beznahrin (FPMB), Nisha Gawriye.

Este grupo trae a la memoria el contingente femenino más famoso de Siria, las Unidades de Protección de la Mujer, la rama femenina de las milicias kurdosirias, en las que ellas siempre han tenido una papel preponderante, e incluso han dirigido batallas épicas contra los yihadistas como la de Kobani. Sin embargo, Gawriye apunta que, de momento, su grupo no mantiene ninguna relación con las fuerzas kurdas.

Las FPMB nacieron hace casi un año como la sección femenina del Consejo Militar Siriaco Sirio, una facción armada cristiana que actúa, sobre todo, en la provincia de Al Hasaka. Allí, la mayoría de los fieles cristianos son asirios, un grupo étnico que sigue a varias iglesias como la caldea, la siriaca ortodoxa o la Iglesia del Este. Gawriye explica que las filas del FPMB están integradas por "cientos" de mujeres, sobre todo, cristianas, aunque hay de otras creencias, con edades entre los 18 y los 60 años. "Estamos abiertas a todas las religiones", asegura esta joven, que dejó la Universidad para unirse a la lucha armada, pese a la oposición de sus padres.

"Temían por mí, como cualquier padre y madre que tienen miedo por sus hijos -detalla-, pero les expliqué mis objetivos y principios". Antes de incorporarse al campo de batalla, las nuevas reclutas reciben entrenamiento en alguna de las academias de las que dispone la milicia en Al Hasaka. "La formación que recibimos es buena, mucho entrenamiento en el uso de armas y en las artes del combate", afirma Gawriye. Su labor consiste en vigilar iglesias, patrullar las calles y llevar a cabo registros, además de participar en ofensivas castrenses contra el EI.

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