Pasarela

El estilo de las novias suecas

  • Muchas son las apuestas sobre cómo irá vestida la princesa Magdalena en el día de su boda, ¿apostará por un diseño juvenil y personal o, quizás, por un vestido de corte clásico, sencillo y tradicional como el de su madre y su hermana?

Faltan dos días para que Estocolmo viva una de sus jornadas más emotivas y esperadas, la de la boda de la princesa Magdalena. A estas alturas, casi todos los detalles del enlace han salido a la luz pero falta el más importante. La princesa quiere una boda acorde a los tiempos que corren -aunque va a cumplir con las clásicas costumbres suecas- pero ha seguido con la tradición y ha guardado con celo el secreto mejor guardado de toda novia: su vestido. Y lo cierto es que es difícil definir el estilo actual de la hija pequeña de los reyes Carlos Gustavo y Silvia. En los últimos años no sólo ha oscurecido su melena sino que viste de forma más moderna y arriesgada. ¿Por qué estilo optará en el día más importante de su vida? Su madre, la reina Silvia, y su hermana, la princesa Victoria, sólo siguieron una premisa: la sencillez.

Para su boda, celebrada el 19 de junio de 1976 en la Catedral de Estocolmo, Silvia de Suecia, por entonces una joven alemana sin sangre azul, se decantó por un diseño de estilo clásico color marfil, completamente liso, de manga larga, falda con poco vuelo y enorme cola creado por el diseñador Marc Bohan de la casa Dior con la ayuda de la propia Silvia, que marcó las pautas del diseño en varios viajes secretos a París. Eso sí, sorprendió a su marido, el rey Carlos Gustavo, y a sus 1.200 invitados con una tiara, con camafeos incrustados en oro rojo y perlas, y un velo de encaje bordado perteneciente a la familia real sueca. La misma joya que lució 34 años después su primogénita Victoria, que se casó con Daniel Westling el 19 de junio de 2010 en una boda tradicional en la Catedral de San Nicolás de Estocolmo. Para su enlace, la heredera al trono sueco no apostó por un diseñador extranjero -como hizo su madre y posiblemente haga su hermana Magdalena, que, según la prensa escandinava, caminará hacia el altar vestida de Valentino- y confió en el creador sueco Pär Engsheden. Un vestido en satén de seda color crema. A diferencia de su progenitora, Victoria lució hombros con un escote a la barca. El diseño, con un cinturón que le marcaba la cintura y falda con bastante volumen, se caracterizó por su sencillez aunque sin perder espectacularidad gracias a su cola de cinco metros. En cuanto al velo y las joyas siguió el look de su madre en el día de su 'sí quiero' con el mismo velo y tiara. Sólo había una diferencia entre ambas novias, Victoria sí que se atrevió a lucir el juego completo de las joyas de la familia.

Sin perder la solemnidad, pues se trata de una boda de una princesa y debe cumplir con algunas tradiciones, la de Magdalena puede ser una boda mucho menos encorsetada, al no tratarse de un enlace real como el de su madre y hermana; la primera como prometida de un monarca reinante y la segunda como heredera al trono. Aún así todo apunta a que las tres bodas coincidirán en el romanticismo. La boda de los monarcas Carlos Gustavo y Silvia fue una ceremonia juvenil y sencilla, la de los príncipes Victoria y Daniel mucho más fastuosa pero igualmente idílica. El enlace de dos enamorados. Sí es verdad que estas dos contaron con un número mayor de personalidades políticas y representantes de casas reales de todo el mundo al tratarse de una boda real. En la del rey Carlos Gustavo y Silvia estuvieron, en otros importantes invitados, la reina Beatriz de Holanda y su esposo, el príncipe Claus; la reina Margarita de Dinamarca con su esposo, el príncipe Henrik, y su madre, la reina Ingrid; los ex reyes de Grecia, Constantino y Ana María; los reyes Balduino y Fabiola de Bélgica; los grandes duques de Luxemburgo; y los duques de Cádiz, Alfonso de Borbón Dampierre y Carmen Martínez-Bordiú. En la de Victoria y Daniel hubo presencia de todas las casas reales europeas; también de la española de la que fueron casi todos sus miembros.

En el enlace del próximo sábado no faltarán seguro las lágrimas, la risa nerviosa y las miradas cómplices propias de una boda de una princesa como su príncipe azul, en este caso plebeyo y llamado Chris O'Neill. Un gran día que tiene emocionada a Suecia y que recuerda a grandes momentos como los vividos en las bodas del rey Gustavo VI, que dio el 'sí quiero' por partida doble, o la del rey Gustavo Adolfo y la princesa Sibylla, los padres del actual monarca. ¿Seguirá Magdalena la tradición familiar o romperá los esquemas con un enlace muy diferente? Faltan unas horas para saberlo.

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