Pasarela

Una excelente arma de seducción

  • Poseer una dentadura bonita no sólo es cuestión de genética · Los dientes pueden también perfeccionarse si seguimos una serie de cuidados adecuados

Pocas atractivos resultan tan infalibles como una boca sana y cuidada que, para empezar, pasa por una reducción inmediata del consumo tanto del tabaco como del café y del azúcar -enemigos de nuestras encías situados entre las costumbres menos recomendables si deseamos lograr unos dientes de blancura impecable-. Una vez asumido dicho punto de partida, también es posible mejorar lo que la naturaleza nos ha proporcionado y, para ello, existen soluciones médico-estéticas a tener en cuenta y que, desde la corrección de las encías al rejuvenecimiento dental, constituyen un abanico muy completo de posibilidades. Ése en el que tampoco debemos olvidar las populares ortodoncias -en la actualidad casi imperceptibles-, las endodoncias, el contorneado o, por supuesto, en casos más extremos, las dentaduras postizas.

Sin embargo, antes de llegar a ese drástico punto -y como buenas técnicas de prevención-, debemos asumir la importancia de un buen cepillado, como máximo, quince minutos después de cada comida. O el uso del hilo dental, la correspondiente visita anual al odontólogo y las limpiezas y los enjuagues bucales. Es parte del completo ritual que debemos mantener si deseamos que nadie pueda resistirse al encanto de nuestra sonrisa en la que, además, también influye una correcta alimentación o la presencia de un estilo de vida demasiado estresado.

Así, beber agua en abundancia para estimular la producción de saliva y evitar el crecimiento bacteriano, frotar los dientes con la parte blanca de la piel de un limón o, infusiones de romero dos veces al día, son algunos otros trucos que contribuyen a evitar ese tono amarronado que, a veces, con el tiempo se vuelve inevitable. Por esa razón, consultar con buenos profesionales es la clave definitiva para lograr una meta en la que nosotros somos los principales beneficiados.

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