Pasarela

No sin mi mantoncillo

  • Elemento evocador de las raíces andaluzas, el retorno del mantón y los largos flecos caracterizan la primera jornada de Simof 2013, que se prolonga hasta el domingo.

El traje de flamenca es el único vestido regional que se reinventa cada temporada y, un año más, Simof hace gala de ello, traspasando fronteras en un salón internacional que logra recoger la esencia de la mujer andaluza.

Lunares de mil colores, trajes de corte canastero, volantes voluminosos y complementos exquisitos han desfilado en la primera jornada de la XIX edición de Simof, con el retorno del mantoncillo como principal protagonista. Con flecos embelleciendo escotes y espaldas, cruzados de dos en dos o de la forma más tradicional, el mantón es el complemento perfecto para las ferias de 2013.

Y como cada año, este escaparate de tendencias abrió de nuevo sus puertas con el tradicional Certamen de Diseñadores Noveles, jóvenes promesas de la moda flamenca, que han coincidido en la fusión de las raíces andaluzas con pinceladas innovadoras y elementos modernos. Un cuadro compuesto por María Cristina García, Leticia Guindo, Antonio Manuel Gutiérrez, Virginia Herrera, Adelina Infante, Teresa López, Rafael Núñez, Patricia Pajares, Francisca Rodríguez y Alba Sánchez.

La diseñadora sevillana María Cristina García se hizo con el primer premio, valorado en 5.000 euros, por su colección Sexo, moda y rock and roll, una línea flamenca combinada con chaquetas de cuero, complementos góticos y motivos moteros.

Por su parte, la gaditana Leticia Guindo recibió el Premio Diseñador Revelación Simof 2013 por su colección Brillo del sur, un ramillete de trajes con aires étnicos donde los complementos dorados adquirieron un protagonismo especial.

Rocío Montero, alma máter de la firma Lina, fue la encargada de abrir el pase de la tarde con Flamenco y una invitada de excepción, Eva González, que inauguró el desfile con una tradicional bata de cola roja y mantón de Manila bordado en blanco. Sutiles estampados florales mezclados con lunares y marcados tonos rojizos fueron deslizándose por la pasarela. Destacaron los escotes altos tipo barco por delante y las espaldas en uve y terminaciones geométricas. Lina potencia los puntos fuertes de la figura femenina con vestidos muy entallados que inician sus volantes por debajo de la rodilla y tejidos como el popelín, crepés y sedas.

A continuación, Margarita Freire presentó Retazos de mi vida, donde la diseñadora de Écija volcó su romanticismo en unos trajes que rinden homenaje a una mujer elegante y, de nuevo, el movimiento de los flecos se hacía con todas las miradas. Patrones elaborados y una exquisita pasamanería conforman las señas de identidad de la diseñadora que vuelve a apostar por un trabajo minucioso. Los vestidos cortos vuelven a hacer aparición, con talles más altos y volantes a la cadera cargados de volumen. Tonos tierra que se suman a los celestes y los rosados, sin olvidarse del negro, conforman la paleta de colores. Los complementos destacaron por su tamaño, contrarrestando así la ausencia de flores.

El brillo de los complementos venía de la mano de Beatriz Reina y su colección Reinas. El taller de la creadora protagonizó un hito en Simof por presentar por primera vez una colección íntegra de complementos.

Rocío Peralta cerró la primera jornada con Universo de colores, una apuesta por los tonos llamativos y la mezcla de tejidos. La figura de la pintora mexicana Frida Kahlo y el colorido de su tierra se erigieron como inspiración principal de una colección confeccionada con texturas ligeras, tules y gasas que de nuevo vuelven a tener el mantoncillo como denominador común.

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