Una novia feliz y un novio excesivamente nervioso, así fue el enlace de Cayetano y Bárbara Mirjan
La boda en la iglesia de Los Gitanos se inició con retraso y la ceremonia oficiada por Sánchez-Dalp fue concisa. La novia dejó su ramo en la lápida de la duquesa de Alba
El duque de Arjona respondió tenso a los medios al dirigirse al coche de caballos tras la boda
Bárbara Mrijan llega a su boda, un elegante vestido de una firma clásica, con homenaje
La boda de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan sufre un retraso
A Bárbara Mirjan le hacía mucha ilusión este sábado de fiesta extensa, de otoño soleado en Sevilla, siempre anfitriona amable, en la iglesia de Los Gitanos de donde salió convertida en esposa del duque de Arjona a las tres de la tarde. La ceremonia se había iniciado con retraso por el colapso de los otros dos enlaces previstos en el templo. Los invitados fueron entrando sobre la una y media, la hora inicialmente prevista, con la plaza acordonada, entrando por el atrio lateral cuando por la puerta principal aún estaban saliendo los novios antecesores, Juan y Sara, por la puerta principal.
Los 300 invitados se iban sentando en el templo cuando llegó el novio, Cayetano Martínez de Irujo, con el uniforme de maestrante de la Maestranza de Caballería hispalense que ya había lucido en la boda de su hermana Eugenia, de la que fue padrino, y en su anterior enlace, con Genoveva Casanova, en 2005. Veinte años después pasaba por el altar, viviendo con cierta tensión el compromiso, como había sido captado llegando a su finca de Las Arroyuelas en la tarde del viernes. A la salida del templo, cuando todo había salido a pedir de boca si perdonábamos al reloj, el duque se mostró seco ante los micrófonos pidiendo "respeto", como si un paparazzi le hubiera pillado en el aeropuerto. Si hubo algo de sobra este sábado en Sevilla fue respeto y cariño hacia los contrayentes. Esa reacción fue un borrón innecesario que vieron los espectadores en casa. Por lo demás, todo fue júbilo y piropos hacia una novia sonriente que sabía disfrutar del momento. Todo estaba calculado y programado y la familia Mirjan, que sufragaba la fiesta, disfrutó del feliz día. Bárbara sonrió a todos y posó feliz. Eso dice mucho de ella. Tras nueve años de relación ahora inicia nueva etapa. La novia tiene 29 años y el novio, 62 ¿Y?
Cayetano iba del brazo de su madrina, su hija Amina, con vestido estampado y chal azul turquesa. Su hermano Luis,, el hijo de Cayetano y Genoveva Casanova, era el centro de atención de los fotógrafos.
Bárbara Mirjan había encomendado su vestido a la firma madrileña Navascués, un atelier que confeccionó un modelo elegante, en crepe, en escote cuadrado, con corselete (fajín) en seda, con bordados en organza y seda alusivos a la Virgen de las Angustias, titular de los Gitanos, a la que tanta veneración tenía la duquesa de Alba, cuyo restos reposan en la iglesia elegida, con todo sentimiento, por el novio. Y la contrayente, con tiara de diamantes, dejó a los pies de la lápida su ramo. La maxi cola del vestido de Mirjan puso a prueba a las ayudantes. Llegó en el coche de caballos La Duquesita en compañia de su padre y padrino, Javier Mirjan, y fue cubierta con el velo ante la puerta.
La ceremonia oficiada por Ignacio Sánchez-Dalp, quien ya casó a la fallecida duquesa en 2011, hace este domingo14 años, fue concisa, con una alusión al novio, con su madre en el recuerdo de todos, y concluida a los sones de la Marcha Real.
Entre los invitados, toda la familia del novio excepto su hermano Jacobo Fitz-James Stuart, conde de Siruela, y su esposa, Inka Martí, tal como ya había pasado en 2011, por motivos de viaje. El duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, dio un abrazo de aprecio a su hermano contrayente junto a los duques de Huéscar. Eugenia Martínez de Irujo lucía un vestido pantalón desenfadado, acompañada de su esposo, Narcís Rebollo, y con su hija Tana Rivera, también muy elegante. Toda la familia del novio se reunió en el palacio de Las Dueñas para salir de allí hacia la iglesia. Por la puerta principal accedió el viudo de la duquesa, Alfonso Díez, con el que Cayetano mantiene una buena relación.
Amigos de los novios como Bertín Osborne, Carmen Lomana, Begoña Villacís, Olivia de Borbón o Emilio Butragueño, entre los rostros populares, saludaban a los sevillanos congregados en torno al templo aunque sin las multitudes de otras bodas de la familia. Curro Romero fue testigo del enlace, convaleciente y en silla de ruedas. No quiso perderse la ceremonia religiosa junto a su esposa, Carmen Tello, que acudió sola al almuerzo posterior.
Aguardaba el almuerzo en Las Arroyuelas, en el Cortijo de La Motilla, en el término municipal de Carmona, con catering de Miguel Ángel y fiesta con Los Alpresa y Diego Ramos. Una tarde algo calurosa que invitó a extenderla entrada la noche.
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