Misterioso regalo
¿Qué le ha regalado Martínez-Almeida a Teresa Urquijo por su cumpleaños?
Cuando el mercurio sube como lo hace estos días a todos se nos apetece un buen chapuzón. Pero algunos lo hacen con más lujo que otros. Imagínese en la piel de esos privilegiados que pueden disfrutar de un baño en la piscina más grande del mundo, en San Alfonso del Mar (Chile), que equivale a 6.000 piscinas familares y contiene 250 millones de litros de agua. O viaje con la mente a la isla de Bali y sumérjase en una piscina de dos niveles en medio de la espesura tropical. La vida en esas circunstancias tiene otro color. Y calor. Todo importa menos y quedan lejos las impertinencias del móvil y la estresante vida social.
Si lo que le gusta es la historia y sabe admirar la belleza de un entorno arquitectónico del siglo XI, el hotel Caruso (Ravello, Italia) les brinda su infinita piscina que se funde con el Mediterráneo. Olvide el vértigo y atrévase con un chapuzón en la piscina elevada más larga del mundo, situada en Singapur en un lujoso casino y con capacidad para 4.000 personas. En Islandia hay una de las opciones más atrayentes para aquellos que saben como nadie fundirse en un mar de sensaciones. En un lago artificial en Reykjanes hay unas aguas termales de lo más recomendables para la salud. El sílice y el azufre que contiene este agua, a 40 grados para combatir el frío, tienen unas propiedades muy beneficiosas para la piel. En Omán hay hoteles que ofrecen villa con piscina privada en parajes de playa y también de montaña, que para gustos están los colores. Más cer ca, en la isla griega de Santorini, también hay un espectáculo visual en el hotel Perívolas con una piscina en la parte superior que hace que la vista se pierda en atardeceres infinitos. Las Bahamas o Costa Rica son también dos paraísos para todo turista que busque un lugar exótico y que además de las muchas playas y lugares que conocemos tienen un tesoro oculto en sus fastuosas piscinas. Un lujo que no todos pueden permitirse cuando se trata de un caro alojamiento pero, al menos por hoy, nadie nos podrá quitar la posibilidad de imaginarnos allí. Lejos de las altas temperaturas, en el agua, y evadidos de todo estrés.
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