Pasarela

Los príncipes de la rebeldía

  • Froilán se revela como el nieto más problemático del Rey, pero a lo largo de estas décadas las monarquías europeas han contado con algunos miembros díscolos.

¿Quién no ha hecho alguna travesura cuando era niño? Todo el mundo habrá cometido gamberradas, pero lo malo es cuando cualquiera se pasa de la raya. Y ese es el caso de algunos famosos, que a lo largo de su infancia y juventud han sido noticia por su mala actitud. Darle un cabezazo a su primo Pablo y amenazarle con un pincho de madera. Esa es la última 'travesura' de Felipe Juan Froilán. Sin duda alguna el hijo mayor de la infanta Elena se ha convertido en el miembro más gamberro de la familiadel Rey. Pero no es el único de la realeza europea que ha sido noticia por su comportamiento.

La primera de la lista de díscolos reales no podía ser otra que Estefanía de Mónaco. Durante su juventud e incluso durante su madurez se ganó a pulso el título de Princesa Rebelde. Su vida siempre ha estado llena de controversias, sobre todo desde el accidente automovilístico que sufrió y en el que su madre Grace Kelly perdió la vida, en 1982. Un accidente en el que se dice que Estefanía iba al volante. La hija menor de Rainiero de Mónaco mantuvo relaciones sentimentales con sus guardaespaldas, con artistas del circo y ha tenido dos matrimonios fugaces. Tiene tres hijos de hombres diferentes y se ha dedicado a la música, al circo, a la moda y al diseño... de todo menos ser princesa. Sus sobrinos Andrea y Pierre Casiraghi, hijos de Carolina de Mónaco, han seguido sus pasos. Andrea es conocido como Ángel Rebelde por las repetidas ocasiones en las que ha sido pillado por los paparazzi fumando marihuana o de juerga intempestiva. El año pasado le retiraron el carnet de conducir por circular a más de 200 kilómetros por hora. Su hermano Pierre también ha desatado polémicas alguna vez por diferentes peleas.

Como émulo de Estefanía de Mónaco, el príncipe Harry de Inglaterra es digno merecedor de ser el Príncipe Rebelde de las revistas. El hijo pequeño del príncipe Carlos de Inglaterra ha sido noticia constantemente por los líos en los que se mete. Con 17 años se le fotografió fumando marihuana y tomando alcohol, ha tenido peleas con los paparazzi, durante una fiesta de Halloween se puso un disfraz que hacía alusión al nazismo y el verano pasado vieron la luz unas famosas fotografías sin ropa del hermano del más correcto príncipe Guillermo, en un hotel de Las Vegas. Harry también cuenta con un precedente cercano en su familia, el príncipe Andrés. Años más tarde de divorciarse de Sarah Ferguson fue acusado de abusos sexuales a menores y le acusan de haber asistido a fiestas subidas de tono con modelos contratadas.

Y díscolas también han sido algunas de las parejas de los príncipes europeos. Los escándalos de Ernesto de Hannover, el pasado de Mette-Marit de Noruega o de Sofía Hellqvist, novia de Carlos Felipe de Suecia, son claros ejemplos.

Pero no sólo hay traviesos incontenibles en las monarquías. Sino que se lo digan a Álex Lecquio, el hijo de Ana Obregón. Quién no recuerda la imagen en la que aparece de pequeño mordiendo un micrófono o la de veces que ha gritado a los fotógrafos que le dejaran en paz. Bertín Osborne ha confesado que en su niñez iba de trastada en trastada, por ejemplo. Todos ellos, al final, ha ido tomando un camino más correcto. Con Froilán habría que mantener la esperanza. Quién sabe si le ocurre como a Picasso, Bill Gates o Churchill, figuras que fueron rebeldes incansables.

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