Pasarela

La salud del Rey se considera casi como un secreto de Estado

  • El Palacio de la Zarzuela sólo informa en caso de que los problemas físicos provoquen cambios en la agenda oficial o se trate de dolencias verdaderamente importantes

Del historial clínico de Don Juan Carlos, poco trasciende. Es más, la salud del Monarca se mantiene casi como un secreto de Estado y sólo se hacen comunicados en caso de que los problemas físicos provoquen cambios en la agenda o se trate de una enfermedad grave.

Sin embargo, sí se difunden los resultados de los chequeos anuales a los que se somete el Rey. Este año, la revisión tuvo resultados "plenamente satisfactorios" y los médicos no encontraron "alteraciones dignas de mención" respecto a los resultados de 2009.

Recientemente, se supo que el Rey utilizaba audífonos en ambos oídos "desde hace bastante tiempo" ya que "se consideró que era necesario". El Monarca se ha sometido a una revisión anual de audiometría para controlar el estado de sus oídos.

El doctor Pedro Gargantilla, autor de Las enfermedades de los Borbones, advertía que se sabe que "predominan los problemas traumatológicos" del Rey, que incluso hizo que casi se tuviera que casar con el brazo en cabestrillo, "ya que días antes (del enlace) tuvo un problema en el brazo izquierdo" como consecuencia de una caída sufrida en Atenas.

El 1 de marzo de 2001, el Rey fue sometido a una intervención leve para eliminar unas varices en la pierna derecha en la Clínica Sant Josep de Barcelona, en la que había ingresado la noche anterior para una revisión médica rutinaria.

También ha sido operado a causa de accidentes deportivos, como la caída del 3 de enero de 1983 en la pista de esquí de la estación suiza de Gstaad. Don Juan Carlos sufrió una fisura de pelvis, estuvo en la cama un mes y usó bastones y un corsé pélvico durante el período de recuperación. Como consecuencia de la fisura, el 19 de julio de 1985 tuvo que ser intervenido en una clínica de Barcelona para extirparle una fibrosis.

En diciembre de 1991, sufrió un accidente en la rodilla derecha que le afectó al platillo tibial externo, cuando esquiaba en Baqueira Beret (Lérida), al ser derribado por otro esquiador involuntariamente.

A causa de la lesión, Don Juan Carlos tuvo que ser operado para reducirle "la fractura por hundimiento de meseta tibial externa con resultado plenamente satisfactorio" en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, y tuvo que usar muletas hasta abril de 1992.

En febrero de 1995, sufrió una fisura en la zona próxima a la muñeca derecha tras resbalar en una placa de hielo cuando volvía de esquiar de Candanchú (Huesca). Estuvo escayolado unos días y vendado posteriormente. El Rey se vio obligado a acudir con el brazo vendado a la boda de su hija Elena, el 18 de marzo de 1995 en Sevilla.

El 21 de junio de 1981 se golpeó contra una puerta de cristal después de jugar un partido de squash con el tenista Manolo Santana en el palacio de la Zarzuela.

Esto le causó varias heridas en el tórax, muslo, antebrazo izquierdo, ambas manos y nariz, y permaneció un mes con el brazo izquierdo escayolado porque un cristal le había cortado el nervio radial.

La barba del Rey también se debe a motivos de salud: en 1977, le apareció un brote de herpes en la cara, una infección crónica de origen viral que puede provocar erupciones cutáneas.

Hay rumores, además, que señalan que don Juan Carlos padece un "posible trastorno prostático", aunque nunca ha habido una notificación oficial.

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