Pasarela

El último de la "quinta del buitre"

  • Tras 40 años en el partido, Rubalcaba se despide agradecido: "El PSOE no me debe nada, y yo le debo todo"

Secretario de Estado de Educación, ministro de Interior, portavoz del Gobierno, vicepresidente y secretario general del PSOE. Menos presidente, lo ha sido todo en política. Alfredo Pérez Rubalcaba se despidió ayer de su partido con un discurso en el que, con su tono profesoral, apenas realizó alguna concesión a la emotividad. A sus 62 años, y después de militar 40 en el PSOE, pasa el testigo a un joven, Pedro Sánchez, que por entonces sólo sumaba dos.

El hasta ayer secretario general deja todos sus cargos, vuelve a su plaza de profesor de Química Orgánica en la Universidad Complutense, donde entró en política de la mano de Javier Solana, también científico, pero físico. "Es más fácil entrar en política que salir", comentó Rubalcaba en una despedida en la que recordó a lo que primero llamó el "dream team" y, después, "la quinta del buitre". Solana porque le metió en política y le dio su primer cargo en el Ministerio de Educación; José María Maravall porque era el titular de este departamento; Joaquín Almunia porque le llevó a su primera Ejecutiva; Felipe González, "el que siempre ha sido mi maestro", porque confió en él, y José Luis Rodríguez Zapatero, porque en su Gobierno se acabó con la violencia de ETA. González sí, pero Zapatero no asistió al hotel isla donde el PSOE está celebrando su congreso, un punto aislado en un lugar de la carretera de Barajas. Hay quien vio en las citas a estas personas una comparación sibilina de Rubalcaba con los nuevos cachorros que gobernarán el PSOE.

Pocas veces, o casi nunca, ha reivindicado Rubalcaba que él fue el ministro del Interior que puso fin a la violencia de la banda terrorista, y ayer lo insinuó, pero poco más. Mantienen los socialistas que la despedida fue emotiva. Pero no tanto: una de las mejores cabezas y voces del socialismo español se va derrotada en las urnas y empujada por quienes consideran que él, por sus 62 años, es el problema del PSOE. Desde que ganó su congreso de Sevilla hace dos años, poco ha podido hacer para que el partido supere su ciclos de derrota. No convenció acerca de que él representaba un proyecto nuevo, y se marcha. Sí deja una idea: la vía federalista, la que asegura, que ya no es la tercera, sino la única posible. Y casi no le va a faltar razón porque aunque la semántica juega al despiste, tanto la Corona como una parte del PP ya apuntan a una reforma constitucional que llegará para dar cabida a la nueva Cataluña. Durante su mandato, Rubalcaba impulsó la Declaración de Granada, la apuesta federalista del PSOE que elaboró Ramón Jáuregui, otro histórico, otro de la quinta, que tampoco asistió al congreso de esa isla a mitad de camino entre Madrid y La Mancha.

Se despidió Rubalcaba sin grandes fuegos de artificio, aunque también se sumó a los que, al parecer, desde casi siempre han querido que el secretario general se eligiese mediante elección directa. Tanto en el congreso de Sevilla como en la última Conferencia Política, esta propuesta fue rechazada por la dirección. "El PSOE no me debe nada, y yo le debo todo". Apagó el micro, oyó los aplausos y se fue, el último de la quinta, y una de las mejores cabezas del PSOE, aunque de poco le ha servido al final. Los resultados electorales mandan.

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