Escaparate de la música española, y también de la moda, la indumentaria que lleva el/la representante en Eurovisión también es objeto de debate nacional cada año. Massiel, Salomé, Azúcar Moreno, Soraya, Edurne, Pastora Soler... Hay canciones que superan a ciertos vestidos, y vestidos que superan a ciertas canciones. Repasamos los estilismos que dejaron huella, y sus curiosidades.
Massiel (Londres, 1968)
Afirma Massiel que ningún diseñador quería vestirla, así que se marchó a París con su amiga Joana Biarnés y allí encontró este diseño sesentero con flores de André Courrèges, uno de los precursores de la minifalda y del futurismo en la moda. Le costó 49.000 pesetas de la época, aproximadamente la mitad de lo que costaba un 600, el coche más vendido entonces. Han pasado 54 años y la cantante lo sigue conservando en su armario.
Salomé (Madrid, 1969)
Si por Massiel no se interesaron, con Salomé fue todo lo contrario. El maestro Pertegaz, al que llamaban el Christian Dior español, creó para ella un vestido celeste de flecos de porcelana y gasa que se convirtió en mítico. España era la anfitriona y la presión, máxima. También por los 14 kilos que pesaba el traje y los dos collares de perlas de dos kilos casa uno que completaban el estilismo.
Karina (Dublín, 1971)
Tras el programa Pasaporte a Dublín, Karina se convirtió a principios de los 70 en la ‘Rosa de España’ de los 2000. El modisto canario Antonio Nieto ideó para ella un vestido de seda celeste con un agujero en la parte baja de la falda al que llamaron jocosamente ‘la gatera’.
Betty Missiego (Jerusalén, 1979)
La túnica de gasa celeste con incrustaciones de plata y cristal que llevó Betty Missiego no nos parecería nada del otro mundo si no fuera porque la cantante se lo arrebató a una princesa al que el modisto se lo había apalabrado, pero que cedió al saber que su modelo lo verían por televisión millones de personas. La princesa era Gracia de Mónaco.
La Década Prodigiosa (Dublín, 1988)
Derroche de hombreras, brilli brilli, tul, lencería, inspiración flamenca... más es más en los 80. Los mismísimos Francis Montesinos y Antonio Alvarado, dos de los creadores más importantes de la Movida y los 80, vistieron a los miembros del grupo en un intento por impulsar la marca ‘moda de España’.
Azúcar Moreno (Zagreb, 1990)
Afirman Toñi y Encarna que los vestidos rojos, bien repletos de lunares y volantes, que les hizo Montesinos se le rompieron pocas horas antes de salir al escenario. Extraoficialmente se dice que no les gustaba y se pusieron lo que les dio la gana: dos minivestidos negros que –sostienen– compraron en Zagreb, o bien podrían haberlos sacado de algún mercadillo.
Lydia (Jerusalén, 1999)
Batacazo musical –pues sólo le dieron 1 punto– y para Ágatha Ruiz de la Prada, autora del colorido vestido de franjas verticales y escote de corazón (literal) que le valió el premio Barbara Dex a la ‘peor vestida’ de Eurovisión.
Rosa (Tallín, 2002)
Jorge Pérez le puso a Rosa básicamente unos pantalones negros y una casaca del mismo color de gasa. El coro formado por Bisbal, Bustamante y demás iba de blanco y rojo. España entera se estrelló con el look perfecto de derrota.
Soraya (Moscú, 2009)
Una de las grandes incomprendidas del certamen, Soraya se enfundó en un modelazo que parecía de patinadora artística cuajado de 10.000 cristales de Swarovski. Quiso ofrecer espectáculo hasta con su vestimenta, pero quedó penúltima.
Pastora Soler (Bakú, 2012)
De inspiración helénica y aires copleros, el vestido de Pastora no dejó indiferente a nadie. Elaborado por Cañavate, su diseñador de confianza, logró aportar el dramatismo que requería el tema con la ayuda de un clásico: un ventilador.
Ruth Lorenzo (Copenhague, 2014)
Se marcó un ‘Azúcar Moreno’, y menos mal. La firma Anmargo le confeccionó un vestido con unas placas de acero inoxidable que –dicen– no le favorecía nada. La versión oficial es que reflejaban los focos. La firma danesa Karim Design le prestó uno inspirado en aquel con el que Marilyn Monroe cantó el Happy Birthday.
Edurne (Viena, 2015)
15.000 euros. El de Edurne fue el vestido más caro que ha llevado una representante española. Lo firmaba José Fuentes. El diseñador hizo una gran apuesta como modo de darse a conocer, invirtiendo un total de unos 50.000 euros en todos los modelos que la cantante lució en las diferentes citas.
Barei (Estocolmo, 2016)
Raúl Amor salió del apuro inspirándose en un vestido que Rihanna había llevado tiempo atrás.
Amaia y Alfred (Lisboa, 2018)
Un delicado diseño de profundo escote firmado por Teresa Helbig y un traje granate de Paco Varela vistió el momento más romántico de nuestra participación en Eurovisión.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios