Crimen de Laura Luelmo

Los Montoya reniegan de Bernardo y se contradicen entre ellos ante la juez

  • Una de las hermanas del presunto autor del asesinato se acoge a su derecho a no testificar contra él

  • El padre del convicto afirma que “si lo ha hecho, que lo pague”

En primer término, el padre de Bernardo Montoya, con sus hijas Manuela e Isabel en Valverde, ayer.

En primer término, el padre de Bernardo Montoya, con sus hijas Manuela e Isabel en Valverde, ayer. / Josué Correa (Valverde del Camino)

Las testificales en sede judicial del padre y dos de las hermanas de Bernardo Montoya –autor confeso del asesinato de la zamorana Laura Luelmo en El Campillo el pasado diciembre– se habían pospuesto a petición de la Fiscalía. Ya habían prestado declaración ante la Guardia Civil el 16 de diciembre, cuando la profesora zamorana todavía estaba desaparecida, y ayer acudieron a al Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino para ratificar lo que ya habían expresado.

Manuel, Manuela e Isabel Montoya arribaron al Palacio de Justicia valverdeño poco después de las 10:00. Eludieron contestar a las preguntas que les formularon los periodistas y ellas ocultaron sus rostros bajos gafas y bufandas.

El primero en comparecer ante la juez instructora fue Manuel Montoya. Eran las 11:00 cuando empezó a testificar. Como ha podido saber Huelva Información, mantuvo la versión ofrecida ante los agentes de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita.

En esta declaración, a la que ha accedido este diario, Manuel Montoya indicaba que está viudo y que vive solo, pero que tiene nueve hijos. Aquel 16 de diciembre dijo a los investigadores que no disponía del teléfono de ninguno de sus hijos y que suele tenerlos apuntados en un papel, "pero hace unos días un perro destrozó" dicho documento.

Asimismo, afirmó que fue propietario de la vivienda donde habitaba Laura en El Campillo, que acabó vendiendo hace tres años a una profesora del IES Vázquez Díaz de Nerva. Y que la casa del número 1 de la calle Córdoba, considerada la escena del crimen, "se la dio a su hijo Bernardo hace años, cuando este salió de prisión". En ese momento, aseguró a la UCO, Bernardo vivía allí solo, puesto que "tuvo una pareja sentimental pero cesó la relación".

Preguntado por los agentes por si tenía conocimiento de la desaparición de Luelmo, explicó que sí, pero "lo he visto en las noticias de televisión tanto ayer como hoy". El 15 de diciembre, cuando la víctimas llevaba tres días desaparecida, "estuve en Sevilla haciendo unas compras y, al volver y poner la televisión lo vi".

La última vez que vio a Bernardo fue el fatídico día de la desaparición de Laura, explicó. "Estuvimos comiendo juntos" en su casa de Cortegana y "sobre las 15:00 o las 16:00 se marchó de la casa". Afirma que Bernardo le indicó que pondría rumbo a su vivienda campillera.

Miguel Becerro y Patricia Catalina, letrados acusadores de Castellana Abogados 266. Miguel Becerro y Patricia Catalina, letrados acusadores de Castellana Abogados 266.

Miguel Becerro y Patricia Catalina, letrados acusadores de Castellana Abogados 266. / Josué Correa (Valverde)

Finalmente, aseguró a los investigadores en sede policial que "Bernardo no me suele llamar por teléfono, simplemente se desplaza a Cortegana y nos vemos". Manuel Montoya declaró que desconoce la frecuencia del contacto del investigado con el resto de sus hermanos y aportó la marca del vehículo, que dijo era "color verde aceituna".

Ayer ante la juez Elvira Mora el padre de Bernardo se mantuvo en esta declaración. Agregó que "si lo ha hecho, que lo pague", desmarcándose de los actos que haya podido cometer su hijo y renegando de él. Asimismo, el testigo manifestó durante la más de media hora que duró su declaración que en ningún momento ha prestado ayuda económica ni de ningún tipo a su hijo y que no ha colaborado con él ni ha contratado a su nuevo abogado, que sustituirá en breve al segundo que tiene de oficio, José Luis Cera (quien, pese a todo, estuvo presente en las testificales de ayer).

La segunda en pasar ante la juez del Instrucción 1 de Valverde fue otra de sus hijas, Manuela Montoya, residente también en la localidad de Cortegana. Ella ante la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (también el 16 de diciembre) había facilitado a los investigadores dos teléfonos de Bernardo y se limitó a decir que la última vez que lo vio "fue el pasado miércoles", refiriéndose al día 12, "ya que él mismo se desplazó a Cortegana a comer con su padre".

Ayer Manuela decidió no abrir la boca. Este rotativo ha podido saber que se acogió a la dispensa de la obligación de declarar como testigo, contemplada en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y que permite a los familiares directos del investigado, caso de los hermanos, no testificar en su contra.

Isabel Montoya sí prestó declaración. Se mantuvo inamovible de la escueta versión que también ella había ofrecido al Instituto Armado el 16 de diciembre pasado. Y aquí es donde concurre la contradicción de los Montoya. Como consta en la declaración policial, en poder de este periódico, Isabel manifestó ante los investigadores que "la última vez que vi a mi hermano fue el pasado miércoles, ya que Bernardo nos visitó y estuvo en mi domicilio comiendo". Es destacable resaltar que ella no vive con su padre, sino en otra vivienda de otra calle de Cortegana.

Isabel Montoya indicó que recordaba cómo su hermano "se comió un bocadillo él solo, ya que mi familia y yo nos marchamos a hacer unas compras a Sevilla". Cuando la UCO le preguntó que con qué frecuencia acudía Bernardo a visitarles, ella señaló que "todos los días, por lo que me extraña que desde el miércoles no haya regresado".

Esta misma interpretación de los hechos es la que mantuvo ayer en sede judicial, si bien añadió que "ese no es mi hermano", en una clara actitud de desprecio hacia el presunto autor del crimen de El Campillo.

Mientras unos esperaban a que los otros entraran a testificar, en los pasillos del Palacio de Justicia de Valverde comentaron entre ellos que Bernardo "ha matado a mi madre a disgustos", que están sufriendo mucho o que no tienen la culpa de que "mi hijo pueda ser un asesino". Es más, se mostraron "avergonzados" y afirmaron que son partidarios de que se le aplique la prisión permanente revisable, indican las fuentes de este diario.

Tanto los Montoya como la fiscal del caso, el letrado de la defensa y la abogada de la acusación particular, Patricia Catalina, abandonaron el Palacio de Justicia por la puerta trasera a las 13:30 por lo que muchos medios de comunicación no pudieron obtener las imágenes de los intervinientes.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios