Para la sanidad de la ciudad, 2018 no ha sido especialmente significativo. Inauguradas en 2017  varias de las grandes infraestructuras sanitarias pendientes como los centros de salud de la zona Sur y La Milagrosa y especialmente el servicio de Radioterapia del hospital de  Jerez, las inversiones que se han realizado durante 2018 han sido de mucha menor entidad.

El hospital festejó su 50 aniversario en un año en el que se convertía en Universitario, una vieja aspiración del centro sanitario y se ponían en marcha algunas mejoras en los servicios.

En Atención Primaria, al margen de la compra de algunos equipos de diagnóstico, las inversiones, unos 250.000 euros, han ido encaminadas a un lavado de cara de las instalaciones: arreglos en algunos centros de salud relacionados con la accesibilidad, adaptación de aseos, fachadas y cerramientos. No obstante, la Consejería de Salud sigue sin dar una solución al edificio de Díez Mérito, que el Ayuntamiento le cedió hace más de una década para destinarlo a un centro de salud que sustituyera al de Madre de Dios. 

Así a lo largo de 2018,  el hospital estrenó una Unidad de Prevención y Rehabilitación Cardiaca, con el fin de mejorar la calidad de vida de enfermos con patologías cardiovasculares. Dicha unidad cuenta con un programa de atención multidisciplinar que comprende una valoración cardiológica previa, en la que se evalúa el riesgo del paciente, así como el desarrollo de un plan de rehabilitación individualizado. Dicho plan incluye, entre otros elementos, un programa de ejercicio físico y la educación del paciente orientada hacia el control de los diversos factores de riesgo vascular como son el tabaquismo, la obesidad, hábitos dietéticos, hábitos de actividad física o el control del estrés.  

En mayo se abría el nuevo hospital médico con la previsión de atender a unos 4.300 pacientes al año. Ubicadas en la planta de Medicina Interna, las instalaciones están dirigidas a ofrecer una atención integral a través de consultas de alta resolución, la realización de técnicas o a la administración de tratamientos periódicos sin necesidad de ingreso, además de ajustar las necesidades de las consultas médicas. 

El SAS implantaba en septiembre el servicio de televisión gratuito, una demanda de las asociaciones de vecinos y usuarios. El hospital de Jerez fue el segundo en la provincia en ofrecer esta prestación sin coste para sus pacientes. Se ponía así fin al pago de los ciudadanos a una empresa privada por este servicio que se inició hace dos décadas, una medida que no fue bien recibida por la ciudadanía, más cuando ya en 2003 el hospital aplicó a rajatabla la prohibición de llevarse los televisores de casa. 

Pero, por contra, durante 2018 también se evidenciaba que el servicio de Radioterapia se había puesto en funcionamiento a medio gas, es decir, tanto la falta de personal para que el servicio funcionase en horario de tarde como la ausencia de un segundo acelerador lineal, del que aún no se dispone, hacía que sólo pudiese atenderse a la mitad de los enfermos del área sanitaria que precisan de este tratamiento, mientras que el resto seguían siendo tratados en clínicas privadas y en algunos casos fuera de Jerez. En julio, después de las quejas de la Plataforma de Afectados por la Radioterapia, el SAS contrató a nueve profesionales para cubrir el turno de tarde y Radioterapia empezó a abrir en ese horario, con el fin de llegar de forma progresiva a la cifra de alrededor de 750 pacientes atendidos al año. 

Se ha invertido en algunos centros de salud pero sigue pendiente el edificio de Díez Mérito

Por otro lado, los 'achaques' de unas instalaciones con muchos años se ponían de manifiesto con la caída de varios techos del hospital en el mes de marzo. Primero fue un falso techo del pasillo que comunica Radiología con el servicio de Urgencias del hospital y unos días después se desprendían placas en el Centro de Transfusión Sanguínea. El gerente del área sanitaria lo atribuyó al temporal que había sufrido la zona en las últimas semanas, que había causado también goteras en otras zonas y anunciaba que se revisarían todas las cubiertas, para proceder al arreglo de las que lo necesitaran.

El centro de salud de Montealegre fue otra de las instalaciones donde las goteras hicieron su aparición con las fuertes lluvias y el pasado octubre, después de una tromba de agua caída sobre la ciudad, varios pasillos del hospital sufrieron inundaciones, que obligaron a habilitar de forma provisional un nuevo acceso para la UCI.

Agresiones a personal sanitario

Las agresiones a personal sanitario, que según aseguraba hace unas semanas el Sindicato Médico se han incrementado durante este año, tuvieron especial incidencia en el hospital. En apenas dos semanas se sucedieron en las instalaciones tres episodios de violencia.

De un lado, un vigilante de seguridad privada sufrió una agresión en Urgencias por parte de un paciente que había sido trasladado por la Policía Nacional. A la siguiente semana, una sanitaria fue agredida por la acompañante de un paciente también en el área de Urgencias y un vigilante de seguridad presentó un parte de lesiones tras el forcejeo para reducir a la agresora.

Horas después de la protesta convocada en el hospital por estos ataques una paciente sacó un cuchillo a una médico residente e intentó clavárselo en la cara, una acción que fue impedida por el acompañante de otro enfermo.

A vueltas con  el helicóptero del 061

Como viene ocurriendo en los últimos años, el helicóptero para emergencias sanitarias del 061, con base en el hospital de Jerez y que realiza la cobertura de toda la provincia, dejó de estar operativo el 16 de septiembre y previsiblemente no volverá a estar disponible hasta mayo de 2019, una medida muy criticada por el Sindicato Médico y también por el PP, que incluso, hay que recordar, anunció una campaña para mantener el helicóptero todo el año.

Mientras, el SAS argumentaba ante las críticas que la atención de las urgencias vitales están cubiertas con los helicópteros que operan durante todo el año en Málaga y Sevilla.

La rebelión de los médicos de Primaria

No ha sido éste un año especialmente conflictivo en lo que se refiere a reivindicaciones laborales; nada que ver con los años de los recortes, pero aún así habría que destacar algunos conflictos como el del servicio de mantenimiento del hospital. La plantilla ha llevado a cabo a lo largo del año movilizaciones en protesta por el expediente que inició el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para adjudicar parte de las funciones realizadas por este personal a una empresa privada.

También materializó su convocatoria de huelga la plantilla de las ambulancias para pedir, entre otras mejoras, subidas salariales aunque, tras una jornada de paro, se logró un acuerdo con las empresas de transporte sanitario, que recientemente habían vuelto a ganar la concesión de este servicio en la provincia.

Pero el conflicto que aún mantiene abierto el Servicio Andaluz de Salud es el de los médicos de Atención Primaria, pese a las contrataciones con las que se reforzaron las plantillas de los centros de salud, totalmente insuficientes para el Sindicato Médico, convocante de las protestas.  Las concentraciones y otro tipo de protestas precedieron a un paro de 24 horas el pasado día 27 de noviembre, convocado por el sindicato profesional a nivel de toda la comunidad autónoma.

Con la reclamación de medidas para poner fin a la degradación que, en su opinión, ha sufrido la Atención Primaria en los últimos años, los facultativos expresaron su malestar con una huelga que tuvo un seguimiento desigual, pero suficiente para que el sindicato haya decidido continuar con las movilizaciones. 

Impulso a la investigación

En 2018 vio la luz el proyecto de investigación 'Recaída 0: Matemáticas contra leucemia infantil', una  iniciativa impulsada por investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA), con la profesora jerezana María Rosa Durán a la cabeza y el hospital de Jerez, y que ya empieza a ver sus frutos.

El importante respaldo que ha recibido en pocos meses ha convertido a este proyecto en el que más recaudación ha obtenido en los cuatro años de existencia de 'Precipita', la plataforma de crowdfunding, a la que tuvieron que recurrir los investigadores al no contar con subvenciones públicas.