La imagen de los dirigentes de Adelante Jerez limpiando la calle Larga unas horas después de que Vox celebrara ahí un acto electoral repartiendo propaganda ha causado ya un revuelo entre esas dos formaciones y el PP.

Los populares fueron los primeros en opinar y en un comunicado señalaron que consideran “una absoluta falta de respeto y una muestra de sectarismo ideológico la actuación de los representantes de extrema izquierda haciendo como los que desinfectan el lugar en el que otro partido ha repartido su propaganda electoral”.

“En Izquierda Unida y en Podemos no saben de respeto, no entienden de democracia y de que haya personas que puedan pensar de forma diferente a ellos”, señala el PP.

“Estos episodios -añaden los populares- evidencian que la extrema izquierda en Jerez no puede avanzar y entraña mucho peligro”.

La respuesta de Vox llegó a través de su perfil de Facebook, donde señalan que “Jerez es sensatez y Jerez quiere a sus políticos trabajando por y para el pueblo. Es triste ver a ciertos representantes del comunismo más rancio perder el tiempo de esta manera. No nos preocupan los insultos. Nos preocupa más que estos señores están cobrando a día de hoy de todos los jerezanos y podían haber empleado su tiempo en construir en positivo. Esto Jerez no lo necesita. Ya tiene teatro en el Villamarta”.

La coalición Adelante Jerez respondió al PP advirtiendo de que no va a recibir “lecciones de democracia de los herederos de la dictadura franquista, ni de quienes le blanquean a cambio de sillones”.A juicio de Adelante Jerez, “el acto simbólico celebrado en la calle Larga no es ninguna falta de respeto, sino más bien un mensaje de resistencia frente al fascismo”.

Para Ruiz-Berdejo (IU), “ni pueden hablar de respeto quienes se lo faltan a diario a las mujeres, al colectivo LGTBI o las víctimas de la dictadura, ni pueden llamarnos radicales quienes gobiernan con los votos del fascismo”.

En opinión de Ángel Cardiel (Podemos Jerez), “Saldaña sale en defensa de sus captores. El PP es rehén de quienes quieren acabar con nuestros derechos, ilegalizar nuestra formación política o hacer una lista negra de funcionarios. Nuestro acto fue simbólico; las propuestas de la ultraderecha no”.