El pasado día 5 de diciembre nos dejó Miguel Arsuaga Franco. Se fue sin hacer ruido, sin molestar, tal como siempre lo había querido.

Miguel llegó a Jerez desde Sevilla, su ciudad natal, en el año 1979 para impartir Matemáticas en el colegio ‘La Salle-Buen Pastor’. En el año 1988 pasa a la enseñanza pública en el IES ‘José M. Caballero Bonald’. En 1990, llega al Instituto ‘Almunia’ donde desarrollará su docencia hasta su jubilación en 2013. Nuestro amigo Miguel, tan intelectual, tan inquieto, también dedicó parte de su actividad a la gestión de centros, pues en el curso 89-90 fue Jefe de Estudios en el IES ‘Caballero Bonald’ y de 1993 a 1998 fue Director del IES ‘Almunia’.

Cuando llegó a la enseñanza, eran tiempos en los que se trabajaba con precariedad, formó parte de una generación que lo entregó todo por la profesión, dentro de una escuela que contaba con pocos recursos. Su gran pasión fue siempre la enseñanza y en especial la de las Matemáticas, en ello se empeñó durante sus 35 años de docencia. Es justo también recordar las muchas horas que dedicó, incluso sobrepasando su jornada laboral, al ejercicio de la jefatura de estudios y de la dirección, cuando estos cargos directivos estaban menos reconocidos que ahora.

Con Miguel he mantenido una estrecha relación, compartí equipo directivo entre el 93 y el 97, eran años de experimentación con la Reforma de EEMM y de anticipación de la tan traída LOGSE, en la que el IES ‘Almunia’ fue pionero y único centro de Jerez hasta el 2000, año en que se implantó de forma generalizada en toda Andalucía. Fueron años de intensos debates pedagógicos y organizativos en los órganos de coordinación docentes del centro, con una corriente muy ilusionante por lo nuevo, que luego más tarde se transformó en muchas frustraciones por cuanto que las expectativas puestas en aquella reforma no se cumplieron.

En aquellos años compartimos muchas cosas, incluidos ratos de ocio y también festivos, que hemos seguido disfrutado con buena cerveza, como a él le gustaba, hasta hace bien poco.

Era un placer debatir con él sobre temas educativos, científicos, musicales y de cualquier otro tipo, su discurso siempre locuaz e inteligente era digno de admiración. Gracias Miguel por los gratos momentos compartidos.

Va por ti este pequeño recordatorio y merecido reconocimiento.

Hasta siempre, Miguel.