Educación

"Ahora soy el dueño de Idena"

  • La aparición de su perra guía en la orla universitaria revoluciona los medios.

"Lo bueno es que he disfrutado mucho, me lo ha pasado genial, y lo malo es que he dejado de tener identidad, ahora soy el dueño de Idena". Sin perder nunca la sonrisa, Arturo Díaz trata de asimilar estos días el auténtico remolino mediático que ha pasado por su vida en las últimas semanas. La aparición de su fotografía junto a la de su perra guía, Idena, en la orla de la promoción de Trabajo Social de la Universidad de Cádiz ha saltado de medio en medio hasta el punto de alcanzar "casi el grado de famoso".

"Han sido días muy intensos en los que el teléfono no ha parado de sonar", cuenta mientras su fiel compañera acomoda su cabeza sobre su pie. "Así está todo el día, tranquila, hasta que le quitó el arné, entonces se transforma, pasa a ser un perro normal. Bueno, también parece que le ha gustado esto de las cámaras....", relata en tono jocoso.

Invidente desde hace sólo unos años, "hasta los 25 años era una persona normal", apunta, Arturo reconoce que la llegada de Idena a su vida "me cambió todo". Fue hace dos años "tras un periodo de adiestramiento de la Fundación Once", cuando esta labradora negra, que el próximo 4 de enero cumplirá 4 años, pasó a ser "un punto de apoyo fundamental".

A partir de esa fecha, se ha convertido en su inseparable guía, una razón por la que sus compañeros de facultad decidieron que se incluyese en la orla. "Había venido a todas las clases", explica. Hace unos días, y pese a que la fotografía de orla "se hizo en mayo", "la imagen salió en una web de veterinarios. Fue salir ahí y producirse un fenómeno viral en las redes sociales. Desde entonces me siento como si fuese el padre de una futbolista" (risas).

Su repercusión no sólo ha llegado a todo el territorio español, concediendo entrevistas "a periódicos, radios y televisiones de toda España", sino que también ha traspasado fronteras. "Me han llamado hasta de Japón, de una radio-televisión con los que hablé en medio inglés, medio español", confiesa.

"Ha habido gente que hasta me han pedido que me haga fotos con ellos", continúa, mientras reconoce que esta experiencia "también me servido para conocer a mucha gente, y a chicas guapas", bromea.

Pero detrás de esta "agradable experiencia" hay una historia de superación. "No es lo mismo ser ciego de nacimiento que serlo a los 25 años, porque entonces te conviertes en un analfabeto, es como nacer otra vez, tienes que aprenderlo todo". Arturo admite que "fue duro, sobre todo al principio, porque no lo asimilas", pero después de "concienciarte te das cuenta de que en vez de lamentarte de las 20 cosas que no puedes hacer, debes disfrutar las 80 que sí se puede". El optimismo que rebosa este jerezano le ha hecho matricularse ya en su segunda carrera, psicología, de ahí que anime a personas en su misma situación "a esforzarse porque si lo hacemos podemos incluso destacar. Yo además tengo un lema, si se acepta su falta y se aprende a vivir sin ella, la vista no tiene por qué perderse, se puede ganar".

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