El propio pregonero de este año, Jesús Rodríguez, lo resaltó y lo describió en su anuncio de la romería: Es difícil decir lo que allí sucede todos los años y este también. De los primeros años en los que a mediodía se rezaba el Ángelus, se ha pasado a celebrar la segunda misa del camino en un entorno que ayuda al recogimiento pese a la inmensidad, la naturaleza en su más bella expresión como el templo más encantador para la eucaristía que ofició el padre Alexis al que le inspira y mucho esta celebración. "Sin eucaristía no hay Rocío" así empezó la misa con la presencia de centenares de peregrinos. Usando un Diario de Jerez para enseñar a la Virgen y al Pastorcito las cosas que suceden en el mundo, dijo que "lo dejare aquí en Los Ánsares para que cuando venga lea las cosas que nos suceden y se preguntará si no podrá leer una buena noticia y me pregunto si tendremos alguna buena que darle cuando lleguemos a la ermita, piénsala rociero", dijo en su homilía.

Todo esto sería aún más perfecto "en esta catedral de la naturaleza" si no fuera por los 'sucios' que dejaron su huella de paso en forma basura entre las rubias arenas. Pese a todo, no cabe duda del acierto de instituir el momento de Los Ánsares, iniciativa de la junta de gobierno de Paco Gómez, que ofrece un instante más pleno de espiritualidad al camino pese al madrugón que hay que meterse para estar en una misa a cuyo término, tras el imprescindible reparto del pan y del hielo, se reinició el camino buscando el Cancelín para rezar el Ángelus, abrevar a los caballos y las mulas en el pilón allí ubicado así como para la copa del mediodía antes de seguir afrontando los kilómetros que quedaban por delante. Y lo que restaba era alcanzar El Sopetón, una marisma en la que Jerez hace un generoso rengue de almuerzo con el palacio de Doñana muy cerca.