Jerez

Cuando Baco se alía con los fogones

  • Un grupo de jóvenes cocineros de la provincia visita las viñas de bodegas Barbadillo en el pago de Gibalbín para profundizar en el maridaje entre el vino y la gastronomía

Gastronomía y vino es un dueto inseparable desde que el mundo es mundo y la cocina es un arte; una máxima que los profesionales de la cocina tienen marcada a fuego. Por ello, conocer cómo nace este fruto de la tierra albariza se convierte en casi una obligación para adentrarse aún más en este maridaje.

La oportunidad de profundizar en esta simbiosis es ofrecida por bodegas Barbadillo a 11 jóvenes cocineros de destacados restaurantes de la provincia, de Sevilla y de Madrid (La curiosidad de Mauro, Gastrobar El Espejo, Valvatida, La Breña o El Campero, entre otros). Este grupo de no ya tan futuras promesas sino de destacados miembros del mundo gastronómico se convierte, al menos por un día, en el particular tíaso (cortejo) de ese dios Baco al que le rendían culto en la antigua Grecia como 'creador' de la uva. Buscan acercarse a la génesis para molturar todo el 'mosto' cognitivo posible. La jornada no deja de ser, además, una convivencia para incentivar el intercambio de experiencias entre profesionales que, por encima de eso, no dejan de ser 'Amigos cocinando entre viñas'.

Todo comienza en el kilómetro dos de la carretera que une la barriada rural de Gibalbín con Arcos, un pago donde Barbadillo cuenta con un mar de cepas de más de un centenar de hectáreas. El calor ya aprieta pero este tíaso de cocineros se adentra por las albarizas de Gibalbín que, desde el principio, muestran su amplia variedad de uvas que se cultivan en este paraje situado en la linde de Jerez con Arcos. Unos pequeños carteles informan al neófito que el camino está custodiado por sarmientos de uva chardonnay, palomino o tempranillo, por citar algunas.

Apenas ya hay actividad por estos parajes puesto que fue uno de los enclaves donde la vendimia comenzó antes al ser zona de interior. Eso sí, se han reservado varias cepas para que estos novatos vendimiadores, navaja en mano y gorro de paja en la cabeza, conozcan el sistema de recogida tradicional, un trabajo ya en vías de extinción con la llegada de las eficientes máquinas. El momento propicia para que estos seguidores de Baco busquen retratarse como los clásicos hacían de la deidad con racimos de uva en sus manos.

Pero esta particular vendimia acaba bien pronto. Queda volver a la planta de Barbadillo para descargar la uva en una de las molturadoras que está en pleno trabajo. Momentos después, se inicia un recorrido explicativo por las instalaciones; la tranquilidad y silencio de la viña contrasta con el ruido incesante de una planta donde Barbadillo realiza sus caldos. A los asistentes se les da a probar, directamente de un depósito de enormes proporciones, Castillo de San Diego, una de las marcas más comerciales de la firma sanluqueña.

Sofía Martín Vázquez, responsable de marketing de la firma bodeguera, explica que se decidió incluir este encuentro dentro los eventos que cada año se realizan en la bodega con motivo del final de la vendimia. "Siempre buscamos actos que incidan en la simbiosis entre vino y gastronomía", explica. Acto seguido, señala: "El objetivo es que conozcan en primera persona cómo se vendimia y cómo se elabora un vino". "El vino nos da una variedad para crear; es una conjunción de sabores y olores que debemos saber aprovechar", apunta Ciprián Iordán, del restaurante barbateño La Breña.

La jornada matinal de este encuentro culmina en un cortijo anexo a la planta de Barbadillo. Acompañados de una paella y vino de la casa, los asistentes viven momentos de animada charla. El evento sirve, además, para que estos jóvenes cocineros mantengan un contacto constante para intercambiar experiencias. "Nos gusta compartir y fomentar la camadería entre nosotros", señala Gonzalo Hierro, de Gastrobar El Espejo. Experiencias similares se han realizado con anterioridad en el restaurante La Breña o en el sevillano de Tribeca. Bien lo resume el nombre dado al encuentro de ayer: "Amigos cocinando entre viñas".

La continuación del encuentro está fijada para la tarde. Ya en Sanlúcar, en Gastrobar El Espejo, los cocineros tienen que realizar platos maridados con vinos de Barbadillo. El cartel de completo se puso hace varios días. Los nombres de los protagonistas, algunos con estrellas michelín en su solapa como Mauro Barreiro o Mario Payán, ayudan al éxito de un evento que pretende recordar la eterna simbiosis entre el vino y la gastronomía. Baco siempre fue un fiel aliado de los fogones.

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