Jerez

'Bautismo de fuego'

  • El conflicto de los autobuses ha quebrado una máxima que el gobierno socialista ha mantenido estos cuatro años: la alcaldesa es intocable. Por primera vez un problema salpica directamente a Sánchez

LA alcaldesa ha tenido estas dos últimas semanas lo que los militares -como ella bien debe saber por su familia- llaman 'bautismo de fuego'. Pilar Sánchez ha gobernado con relativa placidez durante los cuatro años que lleva en la alcaldía, más pendiente del 'fuego amigo' (vaya, lo siento, otro símil militar, prometo que será el último de esta crónica) de su propio partido que de cualquier movimiento de la calle o de los partidos de la oposición. Han sido cuatro años similares a una de esas resacas llevaderas, sin dolor de cabeza o de estómago, después de la embriaguez en que Pacheco sumió a la ciudad durante los 24 años que fue alcalde. Es cierto que durante dos años largos compartió poder con Pacheco, pero aquello tuvo mucho de pantomima: la alcaldesa realmente no compartió nada, a cambio de no meterse donde no la llamaban. Es lo que tienen los pactos, con el plus para la alcaldesa de que durante todo ese tiempo la opinión pública siempre consideró que ella era la buena y Pacheco, entonces desquiciado, el malo, y así lo hicieron ver ante las urnas. Pero este no es un análisis de los cuatro años en el gobierno del PSOE, sino del paroxismo (o casi) en el que cae una ciudad porque retocan la red de autobuses y se restringe el tráfico en dos calles... y como este tema se convierte en el primero que realmente ha salpicado a la alcaldesa ante la opinión pública. Así, desde que Pilar Sánchez alcanzó la alcaldía ha gobernado con un solo principio inquebrantable: la alcaldesa es intocable. Cuando hay cualquier problema de cierta entidad le toca al delegado bregar con el mismo y comerse el marrón (si el asunto sigue una evolución negativa) hasta que se vislumbre o se encuentre una solución: es entonces cuando aparece la alcaldesa, antes no. El problema es que con la red de tráfico el tema ha salpicado de lleno a Pilar y ni siquiera su oportunista anuncio de que la semana entrante el autobús va a ser gratuito ha apaciguado los ánimos (de hecho ha venido a crear el efecto contrario, la sensación de que el gobierno municipal sigue improvisando). Durante estas dos semanas, los comentarios en los autobuses (y las paradas, ah, el juego que dan las paradas) han sido increíbles, con ataques directos a cuestiones personales que han dejado en nada a los tópicos "esta no vuelve a salir", "yo no la voto más", etc, que, por cierto, también eran inéditos hasta ahora entre la ciudadanía. Este humilde cronista tiene la teoría de que el personal se ha enfadado con los cambios en los autobuses por la razón de que en Jerez hay 25.000 parados y la gente o está cabreada o tiene ganas de estarlo. Así de simple. El PSOE gobierna -ciudadanos de algunas pedanías aparte- absolutamente en todos los ámbitos de poder que afectan a los jerezanos, que asisten impertérritos al constante incremento de las cifras del paro, algo que sumado a tener que andar doscientos metros con la bolsa del pescado o tener al marido dando vueltas y vueltas con el coche, ha dado como resultado el pequeño cóctel explosivo al que hemos asistido estas dos semanas. El Ayuntamiento tiene competencias mínimas en materia de empleo, pero todas las corporaciones, sean del signo que sean, caen en la trampa de sacar pecho cuando los datos son buenos, lo que tiene evidentes efectos secundarios, como tener que dar explicaciones cuando los datos son malos. Todo ello hace pensar que, esta vez sí, Pilar ha sufrido desgaste en la privilegiada posición que le da la mayoría absoluta, y que otras situaciones que se han dado durante estos años (sus roces internos en el PSOE, los retrasos en el PGOU, los grandes proyectos que se eternizan... incluso salió inmaculada de una huelga de autobuses en Feria, algo que le daba pavor a Pacheco) eran simplemente cosas de periodistas. Distintas son las nuevas peatonalizaciones y el carril bus en Porvera. Este humilde cronista piensa que es una medida negativa para el comercio del centro y que tampoco contribuye en nada a su necesaria repoblación (a estas alturas toda una entelequia). El disgusto de los comerciantes de Porvera (y los padres de San José), a los que no sería de extrañar que pronto se unieran los de Medina y el entorno de la plaza de las Angustias, puede suponer un frente a más largo plazo que el de los usuarios del bus, ya que se trata de un problema de fondo -el del centro de Jerez- que el Ayuntamiento no está enfocando, ni de lejos, en su totalidad.

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