Jerez

Cariño urbano

MIREN por dónde que le había cogido cariño. Siempre, a diario, me lo encontraba dos veces, en ocasiones incluso en más ocasiones, dependiendo de las veces que tuviera que ir al centro. Enorme y socarrón parecía esperarme allí, en ese cruce de caminos del que se había convertido en indudable rey y protagonista. Se mostraba abiertamente como era: peligroso. Lo hacía con esa pose de fuerza que provocaba que no pocos le rodearan con tal de no darse de bruces con él. Hubo incluso osados que apenas fueron capaces de avanzar unos metros más tras el indeseable encuentro. Sólo unos pocos osados, entre los que les puedo confesar que me encuentro, éramos capaces de hacerle frente, conocedores de que el roce hacía el cariño y que, a fuerza de vernos, nos respetábamos... Pero ya no está, el bache del cruce del Sherry Park con la avenida ha pasado a mejor vida después de que una hormigonera acabara con él. Ya ven, hasta le cogí cariño. 

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