El número de solicitudes de ayuda a Cáritas durante 2012 se incrementó en un 71,50%, alcanzando las 102.282, y de ellas se atendieron el 92%, según el 'Observatorio de la Realidad' que esta institución presentó ayer junto a su memoria del pasado año. Los dos documentos pusieron sobre la mesa los datos más dramáticos de una crisis de la que no se ve salida. Al menos esa es la percepción de los usuarios de Cáritas y también la de los responsables de la organización, que destacaron que la pobreza es ahora "más extensa y más intensa". "La situación de pobreza y vulnerabilidad social de las personas y de las familias atendidas en la Diócesis de Asidonia Jerez sigue empeorando, tocando todas las capas sociales", manifestó el director de Cáritas, Francisco Domouso, lamentando que lo más doloroso es que "nos estamos acostumbrando. La pobreza se ha instalado y tomado posesión".

En toda la diócesis Cáritas atendió a 32.703 familias, un 27% más que en 2011 (25.757), de las que 3.372 (un 10%) fueron familias nuevas. En concreto en el Jerez urbano, se asistió a 17.898 familias, de las que 1.174 se acercaban por primera vez a Cáritas y más significativo es aún que el 90% de todas estas personas acuda a la institución pidiendo, como primera ayuda, alimentos.

Los perfiles de estas familias se han ido diversificando y el más numeroso es ya el de personas con ingresos, bien porque tienen un trabajo en precario, una pensión o una prestación, pero totalmente insuficientes para cubrir las necesidades básicas. Este perfil que en 2011 ocupaba el tercer lugar encabeza ahora la demanda de ayuda. "Las familias no llegan con sus ingresos al estar muy mermados y tener que hacer frente con ellas a la familia extensa".

Un segundo perfil es el de personas sin ingresos y sin derecho a percibir ninguna prestación económica pública periódica, las que Cáritas llama "los últimos" y que en 2011 eran los usuarios más numerosos. Además están las personas sin ingresos que cumplen los requisitos para ser beneficiarias de prestaciones económicas públicas pero que aún no las tienen concedidas y por último las que tienen ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas de manera regular pero que requieren de una ayuda coyuntural o esporádica, bien para vivienda, medicamentos o gastos escolares.

El 55% de las familias que acuden a Cáritas llevan más de tres años demandando ayudas y aproximadamente el 30% no percibe ningún ingreso. La mayoría opina además que su situación ha empeorado mucho y que seguirá empeorando. "Notamos un grado de desesperanza en su horizonte vital muy alto. Nuestro papel en el acompañamiento integral, basado en el modelo de acción social de Cáritas, más allá de las ayudas materiales recibidas, es un factor muy valorado por las personas atendidas en las Cáritas parroquiales", indicó Domouso.

Junto con los alarmantes datos, remarcó también el sobreesfuerzo que Cáritas ha tenido que realizar y que se ha visto compensado por el incremento del número de voluntarios, las donaciones y los socios, la coordinación con otras instituciones y el trabajo en red. Como ya se avanzaba también en el observatorio a nivel nacional, el apoyo familiar sigue siendo un pilar básico pero éste empieza a mostrar síntomas de desgaste por la persistencia de las condiciones de vulnerabilidad y el incremento de las personas atendidas dentro de estas familias. Las consecuencias de este desgaste y desbordamiento son para Cáritas muy claras: empeoramiento de la situación económica, agotamiento emocional, pérdida de vivienda, aumento creciente de los conflictos familiares, deterioro de la comunicación, pérdida de referencia de los menores en los adultos y enfermedad grave o dependencia de algún miembro y la mermada protección social del mismo.

Domouso explicó también que Cáritas ha intermediado ante conflictos hipotecarios con el fin de conseguir o bien la renegociación de la deuda, moratorias y otras medidas para mantener la propiedad o bien para lograr la dación en pago en los supuestos de pérdida de la propiedad. Cáritas intervino en 27 conflictos de este tipo, y de ellos, en 15 se llegó a un resultado positivo, en seis se realizó un proceso de acompañamiento ante las entidades y una ayuda en la toma de decisiones y en otros seis no existía solución posible. En este aspecto, el responsable de Cáritas consideró ilógico que a familias que consiguen la dación en pago se les reclame el pago del impuesto de plusvalía, un tema, que según dijo, ya han trasladado al Ayuntamiento, solicitando que al menos se haga una bonificación como ocurre con recibos como el del agua.

La memoria de Cáritas refleja que durante el pasado la institución ingresó y gastó un total de 2.632.244 euros, 600.000 más que en 2011. Si se compara estos recursos con los de 2008, con el inicio de la crisis, el crecimiento ha sido del 164%. La principal fuente de ingresos, el 57%, como el propio obispo José Mazuelos se encargó de destacar, son las aportaciones de socios y donantes, mientras que las colectas y campañas suponen el 20% y las subvenciones públicas, el 15%; en porcentajes menos significativos, están las subvenciones privadas y las donaciones y legados. Destaca en 2012 que la caída en seis puntos de las subvenciones públicas se ha compensado con un incremento muy importante de las aportaciones de socios y donantes (en 2011, representaban el 43% de los ingresos) y también de lo recaudado en las campañas y colectas. En los gastos, las ayudas a necesidades básicas, sobre todo alimentos, se llevan prácticamente la mitad del presupuesto.

El obispo, para quien la memoria de Cáritas "nos ayuda a sensibilizar sobre la situación en la que estamos", remarcó que casi el 80% de los ingresos son "fruto de la fe y de la buena voluntad de las personas. Además en esta memoria no se recoge lo que valen los voluntarios, las horas que dedican y tampoco el amor con el que tratan a los necesitados".