QUÉ gran polémica se ha abierto en Jerez por el ‘derrivo’ (así ponía en un cartel) de una casa del siglo XVIII de la calle Zaragoza. Sólo quedan en pie unos muros y una hornacina. El centro histórico de Jerez, salvo algunas afortunadas intervenciones, está en manos de la piqueta. Pero también es culpa nuestra: preferimos vivir apiñados en ‘pitufas’ pareadas en barrios del extrarradio -hace quince años había que echar bocadillo para el viaje- en vez de apostar por un edificio rehabilitado. Yo lo intenté, pero se me iba de precio. Aunque sigo viviendo en el centro. Soy muy urbanita y el supuesto estilo británico de casitas pareadas no me hace mucha gracia y menos los jardines, dada mi poca destreza para las tareas manuales. Ahora, con tanta casa vacía, inmobiliarias quebradas y crisis, se me antoja muy difícil que alguien apueste por el centro. Acabará habitado solamente por ‘okupas’ y cernícalos. Palabra de urbanita.