JUAN PÉREZ GONZÁLEZ| DIRECTOR DE CÁRITAS DIOCESANA DE JEREZ

“¿Cómo puede una familia cubrir sus necesidades básicas con 950 euros?”

  • Reivindica la labor de Cáritas en las parroquias, donde sigue llegando a diario una gran demanda de ayuda

  • Aboga por un necesario, pero complicado, relevo generacional en donantes y voluntarios

El nuevo director de Cáritas, Juan Pérez.

El nuevo director de Cáritas, Juan Pérez. / PASCUAL

Cuando el obispo José Mazuelos le propuso estar al frente de Cáritas Diocesana no hizo más que ponerle todo tipo de pegas: "Don José, que a mi edad, yo ya tengo 76 años, se jubilan los obispos", le decía Juan Pérez, pero el obispo insistía. "Quería a alguien con experiencia, porque decía que una persona nueva tenía que empezar de cero. Total, le tuve que decir que sí. Además hace unos años, cuando se fue como director Juan de los Ríos, quiso nombrarme a mí pero entonces pasaba yo por unas circunstancias familiares que no me permitían aceptar el cargo y ahora me daba apuro decirle otra vez que no".

El nuevo director de Cáritas es un hombre de la casa: quince años de voluntario, dos mandatos como secretario general y también secretario del Consejo Diocesano, pero siempre en un segundo plano. Ahora toma las riendas de la institución "como un reto importante porque Paco Domouso (anterior director) ha hecho una buena labor, ha tenido unas iniciativas y ha puesto en marcha unos proyectos importantes. El reto que se nos presenta es la continuidad y la consolidación de esos proyectos, potenciarlos en la medida que los recursos de Cáritas lo permitan".

Se refiere a los proyectos auspiciados en los últimos años por Cáritas, encaminados a la inserción laboral, pero reivindica que dentro de la misión de Cáritas "está también el acompañamiento en las parroquias, que es donde llega la masa grande de personas de nuestra ciudad con necesidades reales y eso no hay que perderlo de vista".

"Sigue existiendo pobreza, trabajo precario. De hecho, Cáritas está ayudando a personas con empleo”

Y es que -agrega- los beneficiarios de los proyectos destinados al empleo son limitados, un porcentaje bajo en el total de las más de 20.000 familias que atiende Cáritas en toda la Diócesis, 9.000 sólo en Jerez. "Ojalá pudiesen ser más los beneficiarios de programas de inserción, pero es que además hay muchas personas necesitadas que acuden a las parroquias todos los días que, por distintas circunstancias, no podrían participar en esos proyectos y las necesidades primarias hay que cubrirlas, tienen que comer todos los días, pagar la luz, el agua, el recibo de la comunidad".

Juan Pérez define a las Cáritas parroquiales como la red capilar de la institución. "En ellas se hace el acompañamiento a las personas por parte del equipo técnico, ahí va la demanda, y los técnicos evalúan cada caso y las circunstancias de las familias a la hora de las ayudas. Uno de los objetivos que me ha señalado el obispo es potenciar la vida de Cáritas en las parroquias, que son las que conocen y detectan las necesidades de los barrios".

Este jubilado, que trabajó durante 45 años en el sector vinícola, primero en el Grupo Rumasa y luego en Williams & Humbert, donde acabó su carrera profesional como subdirector general, se pone al frente de Cáritas en un momento en el que teóricamente se ha superado la crisis económica, aunque en la institución la realidad que conocen es muy distinta. "El informe Foessa no es muy optimista. Una de sus conclusiones es que la pobreza había venido para quedarse. En una ciudad como la nuestra la tasa de paro es un lastre. Cuando entró Paco Domouso inmediatamente estalla la burbuja inmobiliaria, llega una crisis descomunal, pero que ya venía de antes y Cáritas ya lo presagiaba aún cuando las Administraciones decían que no había crisis. Pero en Cáritas, donde antes llegaba una persona en demanda de ayuda empezaron a llegar dos y al poco tiempo pasó lo que todo el mundo conocemos. Y eso no ha remontado en exceso".

Juan Pérez, en las escaleras del patio del Obispado, donde está la sede de Cáritas. Juan Pérez, en las escaleras del patio del Obispado, donde está la sede de Cáritas.

Juan Pérez, en las escaleras del patio del Obispado, donde está la sede de Cáritas. / PASCUAL

Ahora que está de actualidad la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 950 euros, Pérez se pregunta "cómo puede cubrir sus necesidades con esos ingresos una familia con dos o tres hijos que sólo de alquiler esté pagando 500 euros. Sigue habiendo pobreza, muchas personas con empleo precario. De hecho, nosotros en Cáritas estamos ayudando a personas que tienen empleo".

Gracias a las donaciones y a las numerosas campañas que se realizan, necesidades básicas como la alimentación están cubiertas, no así otro tipo de gastos. "Los alimentos ahora mismo es lo menos problemático, el mayor problema es el económico. A una persona no le podemos dar cinco kilos de garbanzos y decirle vete a Endesa y paga el recibo de la luz, ahí tiene que ir el voluntario de Cáritas con el dinero".

"La alimentación está cubierta, pero no le puedes dar a alguien cinco kilos de garbanzos para pagar la luz"

Y luego, -subraya- están las dificultades para acceder a la vivienda y la existencia de infravivienda, un aspecto en el que Cáritas ha sido siempre muy crítica. "Muchas personas viven de manera precaria, otras nos llegan porque van a ser desahuciadas y nosotros ayudamos en la medida que podemos, pero es que los medios son limitados, incluidos los de los servicios sociales del Ayuntamiento. La demanda de vivienda no parte sólo de personas en exclusión, sino también de jóvenes que a lo mejor se han quedado sin trabajo, que han tenido que dejar la vivienda, y no tienen el respaldo de una familia". Entonces aparece la sensación de impotencia, el mal sabor de boca "porque el problema de base de esa persona no se lo puedes resolver. Te viene alguien que no puede pagar la hipoteca, pero es que nosotros no podemos pagar una hipoteca, ojalá pudiésemos hacerlo. Podemos dar una ayuda puntual para salir del paso si te van a cortar la luz, pero no pagar una hipoteca".

Los recursos

Hace ya varios años que Cáritas puso en marcha una campaña de captación de empresas colaboradoras, un proyecto llamado 'Empresas con corazón', que ascienden ya a 135. Unas realizan aportaciones económicas, otras ofrecen algún puesto de trabajo, o contratos de prácticas. Pero Pérez no oculta que los donantes en general, el socio de cuota fija, van irremediablemente bajando. "El donante de toda la vida va envejeciendo y las nuevas generaciones o no están predispuestas o no tienen disponibilidad porque tienen salarios cortos. Y eso está ahí, por eso hacemos un llamamiento a la solidaridad. Muchos poquitos son muchos. Cualquier cosa que venga a Cáritas es importante".

Asegurar el relevo generacional se ha convertido en una cuestión fundamental no sólo en lo que respecta a los donantes sino también al voluntariado. "Ahí tenemos un problema porque somos la mayoría personas mayores, el voluntariado joven es muy limitado. La gente joven debe ir sustituyéndonos, pero no es fácil".

Y las ayudas de las Administraciones también han mermado. Afirma el nuevo director que en el último trienio se ha notado una pérdida enorme de lo que corresponde a Cáritas de la asignación del IRPF y resalta la importancia de que "se marque la crucecita en la declaración de la renta para engrosar la asignación que se destina a las entidades sociales". Con el Ayuntamiento, además, hace tiempo que Cáritas no tiene en vigor un convenio de colaboración, aunque Pérez mantiene que les encantaría potenciar la colaboración. "En definitiva todo lo que hacemos en Cáritas va en beneficio de la ciudadanía de Jerez".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios