Luis Vázquez pensó que se había resfriado. El dolor de huesos fue el primer síntoma que comenzó a tener, pero se podía sobrellevar. Aún así, llamó a su médico de cabecera, que le recetó un medicamento. Pasaron los días, y este jerezano de 74 años no se llegaba a recuperar del todo. “Un día estaba viendo la televisión y la vi como borrosa. Mi mujer me dijo que tenía muy mala cara y llamamos a una ambulancia. Llegaron a casa y tras una exploración me dijeron que fuera al hospital. Pedí un taxi y me fui”, recuerda Vázquez.
Llegó a Urgencias con el informe que le había dejado el equipo de la ambulancia. No lo leyó muy bien pero sabía que “ponía algo de Covid-19”. “Cuando entré y vieron el papel todo el mundo se separó y decían ‘¡Covid, Covid!’. Me hicieron analíticas, radiografía y una PCR. Esperé los resultados en una sala con más personas que fueron quedándose ingresadas, pero a mí, a pesar de dar positivo, me mandaron para casa. No estaba tan mal, la carga viral era baja”, subraya el jerezano.
La mujer de Luis también dio positivo en coronavirus a la semana siguiente “y el médico me llamaba muy a menudo preguntándome cómo me encontraba y que al más mínimo síntoma de problema respiratorio fuera al hospital”. No hizo falta ningún ingreso. A los diez u once días le dieron el alta, “aunque yo por precaución estuve 20 días sin salir de casa por si acaso”. “No sentí miedo, porque he pasado cosas complicadas, pero no hay que perderle el respeto a esta enfermedad”, declara el jerezano.
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