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Del adoquín al asfalto

Eje Corredera-Esteve: "Ahora sólo falta que la gente vuelva al centro"

  • El comercio apenas nota la reapertura al tráfico tras un año “ruinoso” por las obras

  • Pide al Ayuntamiento que bonifique el billete de autobús y la tarifa de los parking para atraer al público

Un turismo y una moto circulan este viernes junto a un autobús por plaza Esteve, donde un peatón espera en el carril-bici para cruzar.

Un turismo y una moto circulan este viernes junto a un autobús por plaza Esteve, donde un peatón espera en el carril-bici para cruzar. / Miguel Ángel González

Regeneración o degeneración urbanística. La reapertura al tráfico del eje Corredera-Esteve genera tanta división de opiniones como la polémica sustitución del adoquín por el asfalto. “El resultado es lo de menos”, comentan los comerciantes, que después de un año con la soga al cuello confían en pasar página para, dentro de las limitaciones de la crisis sanitaria, recuperar la normalidad lo antes posible.

“Ahora sólo falta que vuelva la gente”, coinciden en señalar muchos de los comerciantes consultados por este periódico este viernes, el día después de la finalización de las obras, jornada en la que apenas notaron la reapertura al tráfico del céntrico eje viario con el regreso de los autobuses y taxis a la plaza Esteve.

“Las cicatrices son profundas y los compañeros caídos han sido muchos, pero volvemos a mirar a la primavera con esperanza de crecer de nuevo”, escribió un comerciante en las redes sociales el mismo jueves tras la reapertura, tan caótica como la ejecución en sí de un proyecto con un plazo inicial de ejecución de tres meses, a los que se unieron otros tres meses de paralización, pero que se ha prolongado por algo más de un año.

A los afectados no le salen las cuentas, pero tampoco importa ya demasiado. “Lo hecho, hecho está, y lo que importa ahora es que nos dejen trabajar y vivir, que no pongan más obstáculos y que den facilidades para darle vida al centro”, explica Sebastián Giráldez, copropietario hasta hace dos semanas del bazar Sakito en Corredera y que, ante la caída de actividad, se ha instalado por su cuenta en Doña Blanca en Sebazar.

Una ciclista circula con su perro por el nuevo carril-bici de la calle Santa María, sin separación con la estrecha acera de los peatones. Una ciclista circula con su perro por el nuevo carril-bici de la calle Santa María, sin separación con la estrecha acera de los peatones.

Una ciclista circula con su perro por el nuevo carril-bici de la calle Santa María, sin separación con la estrecha acera de los peatones. / Miguel Ángel González

Giráldez, de los que no están de acuerdo con el cambio de estética pues prefería el adoquín clásico, asegura que la reapertura, al menos ayer en las primeras horas, “no se ha notado nada”, impresión que comparten muchos de los comerciantes preguntados por este medio, entre ellos Manuel Jiménez, de la churrería Manuel en la misma calle Doña Blanca, quien esperaba este viernes mucha más afluencia.

Los comerciantes dicen afirman que “el resultado de las obras es lo de menos; lo importante es que nos dejen trabajar”

“Está demasiado tranquilo, mucho peor que los fines de semana, pero después de un año y pico de obras es normal, porque la gente pierde la costumbre y muchos ni se habrán enterado”, indica este miembro de la cuarta generación de esta familia de churreros, quien lamenta la decadencia del centro por el paulatino cierre de comercios tradicionales.

La presidenta de Acoje, Nela García, que el jueves fue a dar la bienvenida a los autobuses y taxis en Esteve, cifra en casi una decena los negocios que han tenido que echar la persiana en la zona a causa de las obras, a las que, como la mayoría de los afectados, apunta como principal motivo de la ruina del sector y no la pandemia, como pretenden hacer ver desde el Ayuntamiento.

Los comerciantes, encabezados por García, entienden que lo más positivo del proyecto es la plataforma única –del mobiliario se reserva su opinión–, ya que mejora la accesibilidad, da amplitud y visibilidad a los negocios.

En palabras de Francisco García Bermúdez, que a diferencia de la presidenta de Acoje muestra abiertamente su repulsa al mobiliario urbano instalado en la zona, “la vuelta de los autobuses urbanos no garantizan más público, pero si te dan herramientas puedes hacer los muebles”.

Un autobús a su paso por Corredera, donde se confunde la calzada con el carril bici. Un autobús a su paso por Corredera, donde se confunde la calzada con el carril bici.

Un autobús a su paso por Corredera, donde se confunde la calzada con el carril bici. / Miguel Ángel González

Con esta metáfora, García viene a significar que la semipeatonalización de este espacio ayuda a que la gente pueda pasear por la zona y ver las tiendas, pero ahora está en los comerciantes recuperar la clientela con la profesionalidad y la atención personalizada que caracteriza al comercio tradicional.

Claro que el carnicero, el churrero, el propietario del bazar y la presidenta de Acoje, por citar solo algunos de los comerciantes consultados, entienden que el Ayuntamiento debería poner de su parte para compensar el daño ocasionado, por ejemplo con bonificaciones en el precio de los billetes de autobús y en las tarifas de los aparcamientos subterráneos, sobre todo entre semana.

“Recuperar lo perdido no es fácil, pero es cosa de todos, también del Ayuntamiento”, señala Nela García, cuyas palabras suscriben Jesús Cuevas, pescadero de la plaza, Jesús Delgado y Carmen Nieto, del quiosco de plaza Esteve, y Carmen Pica y Fernando Medrano, de los ‘Zapatos de confort’ de la misma plaza.

Aunque Cuevas no tiene quejas del funcionamiento de su negocio, subraya que el último año ha sido catastrófico para muchos de sus compañeros de la plaza de abastos, en la que, “como se puede ver, hoy no hay nadie cuando los viernes esto estaba antes de bote en bote”.

A los quiosqueros, como al pescadero, les gusta el resultado de la obra, y aunque perciben más ambiente tras la vuelta de los autobuses, coinciden con los anteriores en que “ahora hay que volver a acostumbrar a la gente a venir al centro, aunque lo que más nos habría gustado es que la obra hubiera durado tres meses”.

Para Amparo Pica, “después de un año de obras con una caída de ventas del 40%, me daba igual lo que hicieran”. Pero más allá de las obras, la zapatera y su marido Fernando Medrano reclaman un plan de revitalización del centro frente a las grandes superficies y las plataformas de venta onlilne. “Jerez no puede tener tantos locales vacíos y los dueños de estos locales no pueden especular con los alquileres; el centro tiene que tener atractivos y eso hay que regularlo, porque encima ahora con la obra se han eliminado las plazas de aparcamiento en superficie, y la gente, que ya sólo viene los fines de semana y a los bares, no quiere pagar por aparcar en los subterráneos”, apostillan.

Lourdes Jaén regenta junto a sus dos hermanas las tiendas de moda Ala`s en Corredera y Santa María, por las que “hemos luchado como jabatas en un año horrible y creo que a partir de ahora, aunque hoy no se note aún mucha diferencia, todo va a ir a mejor”.

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