Jerez

Desconcierto entre los usuarios

  • La parada de Cristina fue la más afectada por la huelga de taxis

Alrededor de las 13,00 horas de la jornada de ayer la parada de taxis de la Alameda Cristina se encontraba completamente desierta. Dos personas que no eran de la ciudad estaban desconcertadas e impacientes esperando a uno de ellos durante varios minutos, ya que tenían prisa por acudir a comisaría antes de las 14,00 horas. Ninguna de las dos era consciente de la huelga de taxistas.

El primero que llegó venía atendiendo la llamada de una señora que se encontraba esperando en el lugar, quien les recomendó que lo pidiese por teléfono. Tras éste, dos vehículos más pasaron por la parada libres de servicio pero sin montar a estas dos personas que esperaban. Tampoco dieron explicación alguna.

Después de solicitar el taxi vía telefónica no pasaron más de cinco minutos hasta su llegada, aunque una de las usuarias afirmó mientras se montaba que "el trato recibido por el conductor cuando llegó había sido nefasto". Un trato que posiblemente esté justificado por el estrés al que estaban siendo sometidos estos taxistas que cubrían el servicio mínimo con 45 vehículos para toda la ciudad.

Tras la desesperación de la primera pareja, dos personas volvían a llegar a Cristina, encontrándose la parada de nuevo desierta para asombro de estos. Con distinta suerte a las anteriores personas, estos consiguieron tomar un taxi que llegaba al instante.

El reloj marcaba las 13,40 horas y la suerte de una madre con su hijo fue de nuevo negativa. Un taxi se encontraba estacionado en la parte de atrás de la Alameda pero sin su conductor. Pasaron los minutos y por el lugar no aparecía nadie. El calor apretaba y ningún taxi aparecía por la zona, tampoco el conductor del que estaba estacionado. Ambos usuarios confesaban que "no estábamos informados de la huelga". Por lo que, ante el paso de los minutos sin solución, decidieron marcharse a la parada de autobús.

Los servicios mínimos se encontraron desbordados, principalmente por "la mala organización", según contaba uno de los taxistas que estaban en el servicio. Si un taxi llegaba a Cristina era inmediatamente solicitado, no daba tiempo a descansar. Muchos iban a las paradas por llamadas previas, debido a que "nos estamos centrando en los avisos", cuenta este taxista, que mientras soltaba un servicio ya estaba recibiendo otra llamada, sin tiempo a parar el coche.

Por el contrario, ningún usuario tuvo que esperar en la estación de trenes y autobuses, donde el servicio estaba cubierto con la presencia de siete taxis. De hecho, tras la llegada de uno de los trenes se marcharon todos los vehículos y en tan sólo dos minutos volvieron a llegar cuatro.

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