Jerez

Diluvio en el Jerez rural

  • Una tromba de unos 200 litros por metro cuadrado caídos en apenas tres horas y media aísla a buena parte de la campiña · Al menos diez personas tuvieron que ser evacuadas de sus casas en La Barca y Nueva Jarilla

"Creía que no salía de ésta. No me lo creo, nunca hemos visto tal cantidad de agua aquí, las puertas han reventado y he tenido que salir por el tejado". Apenas tres horas y media de lluvias torrenciales sumieron gran parte del Jerez rural en la zozobra y un caos absoluto desde primerísima hora y hasta bien entrado el mediodía de ayer. Numerosas viviendas de vecinos de la zona quedaron incomunicadas y en el caso de La Barca llegó a tener cortados todos sus accesos y salidas durante varias horas, lo cual dejó a la pedanía totalmente aislada. "Ha sido una tormenta increíble, pocas viviendas han quedado sin agua en su interior, no habíamos visto nada igual", relataba Roque Valenzuela, alcalde pedáneo. Un vecino apostillaba: "No he visto en mi vida algo así, ha sido muy desagradable".

"Las arquetas han reventado, la riada podía con todo", abundaba Juan Jiménez, vecino de la barqueña Cooperativa Vieja, una de las zonas más afectadas por el temporal, que se afanaba en proteger su casa de las fuertes precipitaciones. Prácticamente todas las puertas de las viviendas tenían a mediodía una tabica de seguridad colocada por lo que pudiera acontecer. En las estrechas calles, antenas caídas, árboles arrancados del suelo y pringoso fango que inundaba todo. Por la tarde, indicó Valenzuela, la normalidad retornó a la pedanía, con casi toda la lluvia caída desaguada camino del río Guadalete.

Desde el Consorcio de Bomberos confirmaron en un comunicado que se habían efectuado un total de 18 intervenciones en el término municipal, y que se habían desplazado a última hora de la tarde a El Chaparrito para retirar una caída de pinos. Al mismo tiempo, tuvieron sobre todo actuaciones de achiques en viviendas, garajes y vía pública de las pedanías .

Precisamente, fueron La Barca y Nueva Jarilla, que en el citado intervalo de tiempo recogieron entre 197 y 240 litros de agua por metro cuadrado, las pedanías, junto con los núcleos y diseminados que forman parte de su entorno, más afectadas del mundo rural, aunque en ningún caso, por suerte, hubo que lamentar daños personales. Eso sí, los efectos del temporal también se sintieron con fuerza en otras pedanías como Torrecera y San Isidro, aunque en estos casos registraron alrededor de cien litros por metro cuadrado.

La intervención en La Barca y Nueva Jarilla de miembros de la Guardia Civil, Bomberos, Protección Civil y Policía Municipal, que se multiplicaron durante toda la mañana, fue decisiva a la hora de rescatar y evacuar de sus viviendas, algunas con agua hasta el techo (de metro y medio a dos metros), a más de diez personas repartidas en, al menos, cinco familias. De éstas, tres de ellas -una de Mesas del Corral, una de Magallanes y otra de El Mayorazgo- tendrán que ser realojadas en hoteles o viviendas de familiares y amigos porque "limpiar y reformar sus casas puede llevar más de un mes", lamentó en declaraciones a este periódico la delegada y teniente de alcalde del Medio Rural, María del Carmen Martínez.

El mayor número de vecinos desalojados se registró en la barriada de Magallanes, entre La Guareña y La Barca, donde los equipos de rescate tuvieron que emplearse a fondo para evacuar a tres familias, dos de las cuales ya han podido volver a sus casas. En este núcleo rural se vieron dañadas distintas viviendas que, en gran parte de los casos, se encontraban vacías, pues son residencias de fin de semana. En el caso de Mesas del Corral, aunque la vivienda de la familia desalojada quedó "totalmente destrozada", como aludió Martínez, sus inquilinos pudieron salir por su propio pie a la vista de la tromba de agua que se les venía encima. "Lo han perdido todo, ha sido un desastre total. El agua superaba el metro y medio, aunque han salido por sí mismos", rememoró la concejala socialista.

En todo caso, como se ha dicho, no hubo que lamentar daños personales, pese a la brutal tromba de agua que arreció pasadas las seis y media de la mañana y se prolongó hasta aproximadamente las diez. Un diluvio que tuvo tiempo más que suficiente para cortar carreteras, reventar calzadas, anegar viviendas y naves, llevarse cosechas enteras de algodón y destrozar una buena parte del tendido eléctrico. Los vecinos barqueños sostuvieron, a todo esto, que incluso llegó a pasar por las calles de la pedanía una especie de tornado que arrancó cerca de una veintena de árboles, algunos de gran tamaño.

En el caso de Nueva Jarilla las consecuencias de la tromba de agua fueron de idéntica gravedad, pues las virulentas precipitaciones provocaron el desbordamiento de los arroyos Dulce y del Rano, que arrastraron gran parte de las lluvias caídas en la campiña norte y en la zona de Gibalbín. Un enorme y espectacular caudal -algunos vecinos le dieron una anchura de entre 300 y 400 metros, como si del Guadalete se tratase- atravesó desde primera hora la zona aledaña al acceso Norte de la autopista, que quedó cortada, y el entorno del Circuito de Jerez y Torremelgarejo, la Jerez-Arcos (A-382).

De hecho, la carretera que comunica esta barriada rural y Nueva Jarilla también tuvo que cortarse al tráfico y su firme sufrió importantes daños a consecuencia de los remolinos de agua y barro. En esa misma zona, helicópteros de rescate actuaron en El Mayorazgo, núcleo aledaño a Nueva Jarilla, para desalojar a tres familias. Eso sí, uno de los vecinos decidió permanecer en el interior de su vivienda aun a riesgo de quedarse aislado si arremetía nuevamente la agresiva tormenta.

La alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, se desplazó a los distintos puntos del mundo rural donde los efectos del temporal se dejaron sentir con mayor virulencia. La regidora socialista que tuvo tiempo de comprobar 'in situ' los destrozos y las consecuencias de las fuertes lluvias caídas durante la mañana anunció que va a proponer esta semana que las diferentes zonas sean declaradas catastróficas para establecer un plan de ayudas a los vecinos afectados. Su delegada de Medio Rural comentó, al hilo de lo anterior, que "la próxima semana vendrán técnicos a evaluar los daños y lo lógico es que se declaren distintas zonas catastróficas para que los afectados se acojan a ayudas". En todo caso, Martínez, a media tarde, ya reconocía que había pasado el "susto" y que, en el caso de La Barca, "las alcantarillas han aguantado bien, pese a que era muchísima cantidad de agua".

Los desperfectos afectaron hasta las propias dependencias municipales del Ayuntamiento de La Barca, donde el agua anegó la planta baja destrozando archivos, expedientes y el sistema informático, según señaló Roque Valenzuela. "El agua ha hecho estragos en el pueblo. Y menos mal que hace cuatro o cinco años mejoramos las infraestructuras de desagüe porque esto podía haber sido muchísimo peor", admitía.

El campo, lógicamente, sufrió de forma especial el tremendo chaparrón y la cosecha de algodón, de los pocos cultivos que quedan en la campiña jerezana en estos momentos por recoger, "se ha perdido toda, ha desaparecido", afirmó Salvador Pineda, secretario general de la organización agraria Coag en Cádiz. "Por donde quiera que había un arroyo se ha transformado en un gran río y esto ha sido un golpe fuerte para el algodón que, junto con algunos maíces, es de lo poco que queda por recoger", explicó Pineda.

Ya bien entrada la tarde, los vecinos seguían mirando al cielo. La alerta pasaba de naranja a amarilla. El suelo seguía grisáceo, del color del lodo espeso que no se despegaba de los zapatos. Lo peor había pasado. Un hombre cruzaba Magallanes en busca de su nave, a las afueras de la barriada: "Espero que no haya muchos destrozos sino me voy a hartar de comer pan con tomates durante unos meses".

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