Testimonios de siete jerezanos que han padecido la enfermedad

Pacientes del Covid-19: la realidad del virus invisible

  • Qué síntomas tuvieron, cómo lo vivieron y un llamamiento a la precaución en esta ‘nueva normalidad’

Miguel Ángel Otte, un jerezano que relata cómo ha vivido la enfermedad del Covid-19.

Miguel Ángel Otte, un jerezano que relata cómo ha vivido la enfermedad del Covid-19. / Pascual

Cuando el Gobierno congeló el país el pasado 14 de marzo con un estado de alarma que cerró todas las puertas, el fantasma del Covid-19 ya había entrado en las casas. Desconocido y engañoso. Silencioso y mortal. Los balcones se llenaron de aplausos, los rostros se taparon con mascarillas y las despedidas a los familiares muertos se vivieron desde la distancia, una desgarradora distancia

Nada de contacto. Aislados se contaba cómo los hospitales y centros de salud se quedaban sin material de protección (si es que en algún momento llegaron para el total del personal). Los pacientes positivos de un virus que ha desafiado el mundo entraban por Urgencias sin ser vistos, porque ¿qué se ha visto de esta pandemia? Las salas de espera se llenaron de personas con problemas respiratorios, fiebre, tos..., y los enfermos permanecieron (y permanecen) día tras días con la comida junto a la puerta de la habitación del hospital para evitar el mayor nivel de contacto.  

Ahora las calles se vuelven a llenar de vida, en los bares se brinda por los reencuentros y los comercios invitan a recuperar la actividad. Es lógico necesitar el contacto, pero en muchas ocasiones se olvida cómo se ha llegado a esto. Se olvidan las mascarillas, la limpieza, se olvida la distancia social, se olvida que el virus sigue activo. 

Siete testimonios de pacientes que han superado el Covid-19 relatan a continuación cómo vivieron la enfermedad y lo que sienten cuando ven que parte de la sociedad ha olvidado a este virus silencioso y mortal. 

Carmen Bermejo, jerezana de 63 años, que ha superado el Covid-19. Carmen Bermejo, jerezana de 63 años, que ha superado el Covid-19.

Carmen Bermejo, jerezana de 63 años, que ha superado el Covid-19. / Vanesa Lobo

Carmen Bermejo

"Me ingresaron el 28 de marzo, pero antes estuve como seis días con síntomas en casa. Yo soy de buen comer y de repente perdí el apetito, tenía como nervios en el estómago. Mi hija me decía que estaba como lacia, y un día, tras bajar de tender, me aconsejó que me tomara la temperatura. Ya tenía fiebre. Llamé a mi centro de salud pero estaba la agenda cerrada hasta el lunes siguiente, así que me fui directa al hospital porque ya me encontraba muy mal. 

Al llegar estuve en una habitación con seis o siete personas. Me tomaron la temperatura, la tensión, y cuando fueron a oscultarme sentí..., yo no quería que me tocaran el pecho. Me mandaron una radiografía y mis pulmones estaban a menos del 50% de su capacidad. Me llevaron a una habitación y estuve casi un mes ingresada en aislamiento, con una medicación muy fuerte. Después, estuve otros 15 días más aislada en la habitación de mi casa.

Antes nunca tuve problemas de diabetes, pero desde que me pasó esto me tengo que tomar una pastilla. Además mis pulmones siguen muy inflamados (hace menos de una semana que se ha vuelto a hacer pruebas en el hospital para comprobar la mejoría de sus pulmones). No puedo coger peso y tengo mucho miedo a los sitios con gente. 

Un familiar ha fallecido por Covid-19 y otro también lo ha pasado, pero de forma más leve. ¿Qué siento cuando veo a la gente sin mascarilla y tan normal? Pues se me pone el cuerpo... muy negro. Ya en una ocasión he tenido que saltar porque la gente no sabe lo que es esto -se emociona al recordarlo-. Cuando tú has visto que se te va la vida sola en una habitación del hospital... El primer día que salí después de todo fui a comprar y cuando me encontré en un pasillo con tres personas más me entró el pánico y salí corriendo. Siento mucha impotencia cuando veo que la gente no se protege. El Covid-19 es muy malo y la gente no lo sabe. Sé que no hay que tenerle miedo, pero sí respeto".

María Luisa Burgos

"El 24 de marzo ingresé, pero una semana antes empecé con síntomas. Mi hija vino de Madrid y aunque se hizo la prueba y no salió concluyente, nos quedamos aislados por precaución. Yo empecé a sentir dolor en el pecho y fiebre. Llamé al teléfono que habían habilitado para estos casos pero no conseguí que me atendieran, así que hablé con mi médico privado y con una amiga y me aconsejaron ir al hospital. 

Estuve diez días ingresada. Cuando llegué estaban habilitando la zona para el Covid en el hospital y no paraba de entrar gente enferma. Yo llegué con neumonía y las primeras horas fueron horribles. El personal sanitario, al que le estoy muy agradecida por todo, se encontraba desbordado y se han jugado la vida. Todavía no sé qué secuelas me pueden quedar de esto, pero sí que tengo dolores de cabeza y problemas de concentración. No es una gripe, de esto te puedes morir. Yo me siento muy agradecida al personal sanitario y al apoyo de tantas personas que han estado pendiente de mí y han rezado por mi recuperación. Ayuda mucho saber que no estás sola cuando estás aislada. 

Yo pido a la gente que sea responsable. No podemos estar eternamente enclaustrados, pero hay que mentalizar a la gente de que hay que tomar medidas de precaución. Hay que quitar el miedo, hay que salir pero hay que ser responsable".

Miguel Ángel Otte

"Fui el segundo paciente ingresado en el hospital. Mis síntomas eran tos, fiebre... y aunque llamé a los teléfonos que habían anunciado, siempre me decían que no era Covid, que era una gripe. Perdí tres o cuatro días cruciales. Como me encontraba cada vez peor me fui a Urgencias. Me hicieron primero la prueba de la Gripe A y dio negativo. Después la del Covid, y di positivo. 

Me subieron a planta y en la habitación me eché a morir en cuatro horas. Es duro -se emociona Miguel Ángel-. Empeoré y entré en la UCI, donde estuve 20 días. El trato de todo el personal fue extraordinario. Tras la UCI, fui a planta y de ahí estuve 15 días más encerrado en mi cuarto de mi casa. He tenido un seguimiento muy importante por parte de los sanitarios desde que salí. Llegué a tener afectados los pulmones y el hígado. He tenido mucha suerte. 

Lo que veo ahora por la calle es tremendo. Es cierto que en Jerez hay bastante conciencia sobre lo ocurrido y la mayoría toma medidas, pero después ves otras localidades, y te quedas asustado. La gente no sabe lo durísimo que es el Covid.

Creo que el hecho de que tanto los enfermos como los muertos sean sólo números hace que la gente no tome conciencia. Tendría que haber salido la realidad, lo que se ha vivido en los hospitales, las familias sin duelos, los féretros... Y ahora veo a gente que viene de fuera y no toma medidas...".

Antonio Bazán, uno de los jerezanos que ha pasado el Covid-19. Antonio Bazán, uno de los jerezanos que ha pasado el Covid-19.

Antonio Bazán, uno de los jerezanos que ha pasado el Covid-19. / Pascual

Antonio Bazán

"La noche del 22 al 23 de marzo dormí muy mal, pero no le eché mucha cuenta. Soy administrativo en el hospital de Jerez y en esa fecha ya estaba teletrabajando en casa. Creo que gracias a eso he salvado la vida de mucha gente. Vivo solo y por precaución dejé de ver a mi familia antes del estado de alarma. 

Yo me encontraba cansado, con malestar general y también tuve diarrea, un síntoma que al principio ni se relacionaba con el Covid-19. Yo no soy de tomar pastillas, así que pensé que el paracetamol me había provocado esa reacción... Después empecé a tener mal sabor de boca y destemplanza. No volví a acudir al hospital. La verdad es que antes de todo, cuando se comenzó a escuchar el virus, íbamos asustados a trabajar, era meterse en la boca del lobo. 

Gracias a Dios yo no he tenido problemas respiratorios, pero sí pasé noches con un dolor de cabeza muy intenso. Ahí me asusté más. Perdí el gusto y el olfato. Tras una PCR me confirmaron que era positivo en Covid-19. Durante más de un mes no tuve contacto con nadie, ni para hacer la compra. Mis hermanos se han portado estupendamente y me traían la compra a casa. La dejaban en la entrada y cuando veía por la mirilla que ya habían entrado en el ascensor, entonces abría la puerta y sin salir de mi casa cogía las bolsas. 

El otro día en una tienda del barrio una mujer no respetó la distancia y prácticamente se pegó a mí. Yo ya tengo anticuerpos y me siento más seguro, pero es una muestra de que no hay conciencia. Me indigna ver que parece que no ha pasado nada y creo que si ponen normas no es por gusto. La salud es lo más importante y hay que tener precaución ante todo". 

Lola Narbona

"Comencé con tos, pero no tenía fiebre. Eso sí, cuando respiraba profundo parecía como si me faltara un poco de aire. Cada vez me iba encontrando peor, como si hubiera pasado por encima una apisonadora. Mi familia me decía que ya debía estar mala para no moverme... 

Mi marido también estaba enfermo de Covid y le cuidaba por las noches para bajarle una fiebre altísima. Si no hubiera ido al hospital, él se muere aquí. Como no me asfixiaba no mandaban la ambulancia, pero cuando fui al hospital ambos teníamos neumonía, él bilateral y yo en centro del pulmón

La primera noche fue horrible, pasamos mucho miedo. Recuerdo que se cayó una señora en el baño y no podíamos levantarla -llora al recordarlo-. Creo que era un auxiliar quien entró para ayudarla y después me tenía que hacer una prueba, le pregunté si se iba a cambiar los guantes, pero cuando fue a por otros no había... Se los desinfectó. Mi marido y yo pudimos compartir habitación durante el ingreso, aunque yo después tuve que volver a ingresar por un problema con los aerosoles.

Siento mucha impotencia cuando veo en la calle que no hay control. El otro día hasta le tuve que decir a una señora que a la farmacia hay que entrar con mascarilla... No se mentalizan de lo malo que es esto. Yo a todos los que no se protegen, les diría que se fueran a dar una vuelta al hospital, porque la gravedad del Covid no se ve en la calle".

Manuel Arroyo

Empecé con síntomas el 16 de marzo. Llamé al centro de salud y me dieron la baja por presunto caso de Covid-19. Tenía fiebre alta y una cefalea muy intensa, sentía mucho cansancio. Pero no tenía ni tos ni problemas respiratorios. Cada vez iba a peor y diez días después fui al hospital. Ha sido la primera vez que me han ingresado en mi vida. 

Aquello era de pánico, de película. El personal sanitario iba vestido como astronautas, todo de ciencia ficción. Me puse muy nervioso y me pusieron oxígeno. Tras las placas me subieron a planta y me dijeron que llevaba mucha carga viral. Estuve 12 días ingresado. 

Ahora estoy bastante mejor, me duelen las manos y me siento cansado, aunque no haga nada. Gracias a Dios podemos contarlo pero la experiencia ha sido muy mala porque había mucha incertidumbre. Estaba en la habitación con mi mujer y veíamos las noticias, la gente moría por Covid-19 y nosotros estábamos ingresados por ese mismo virus. Anímicamente eso te va minando. 

El personal sanitario se ha jugado la vida. Todos. Ahora siento indignación cuando la gente se va de fiestas sin mascarillas. No hay conciencia, no saben. La gente joven cree que es inmune, pero puede contagiar a muchísimas personas. Hace falta tomar medidas porque esto se va a ir de las manos otra vez". 

Paciente de 54 años que prefiere mantener el anonimato

"Por trabajo estoy entre Madrid y Jerez. Antes de que saltara todo, nosotros estábamos teletrabajando. Comencé a mediados de marzo a sentirme mal, dolor de cabeza, de huesos. Después tuve problemas respiratorios pero por teléfono se descartó que fuera Covid, no era urgente. Fui empeorando y ya vino la ambulancia. A las tres horas de ingresar, me entubaron. Desperté a los siete días.

Mi recuperación fue muy rápida en la UCI. De lo que recuerdo, tengo que decir que todo el mundo se portó de una forma maravillosa, un trato humano excepcional. Veía y sentía mucho cariño. Salí el 9 de abril y estuve otros 15 días en cuarentena. Tras hacerme la prueba y dar negativo, volví a teletrabajar y a salir a la calle. Sé que ya no soy un riesgo. 

Me hacen un seguimiento médico porque sigo teniendo unas manchas en el pulmón y los médicos quieren ver cómo evoluciona. En algunos casos dicen que no desaparecen. La gente debería estar preocupada porque los problemas respiratorios son bastantes jodidos, aunque debo decir que yo no los tuve nunca. 

A la gente que no lo ha pasado le diría que sí, que a veces es como una gripe muy fuerte, pero también puede evolucionar afectando a riñones, corazón... y se complica mucho la cosa. Entiendo que haya gente que no sea consciente de esto porque lo ven como algo que pasa en la televisión. Las personas se relajan porque quieren vivir una vida normal ante algo que es completamente invisible.

No creo que todo sea irresponsabilidad, sino ganas de recuperar la vida. Yo no pasé miedo pero sí era consciente de que podía no salir de allí. Eso es lo que debe concienciarse la gente". 

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