EDUCACIÓN

Fantasía, realidad y Janer Manila

La editorial Edelvives suele realizar unas jornadas anuales de formación para profesorado. En este curso las han reducido a un día pero multiplicadas por cuatro, y así han situado en cuatro puntos de España un interesante día de trabajo en el que los asistentes realizan tres talleres alrededor de la lectura, con la comida de convivencia de por medio, y con una conferencia de entrada y una espectacular despedida a cargo de Pepe Maestro, contando, recitando y haciendo casi cantar al público.

Pero en este artículo vamos a quedarnos con la reseña de la conferencia de entrada: "La razón y la fantasía, un binomio posible", a cargo del escritor y Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Gabriel Janer Manila. Llevaba el texto escrito pero su lectura era fluida, conversada, apoyándose más en ella cuando leía un extracto de alguna obra literaria para poder modular la voz y hacer sentir la presencia de los personajes, los espacios, la atmósfera auténtica de la literatura.

Difícil, imposible, es recoger aquí un sustancioso resumen, pero podemos disfrutar de algunas de las "perlas" que poblaron su discurso, empezando por la recomendación o rogativa a maestras y maestros de "no enseñar a leer si no hay motivación".

Pidió, recordando a Rodari, todas las palabras para todos. A por la democratización de los registros lingüísticos: "todos los usos de la palabra para todos. La lectura es uno de esos usos (¿el más importante?). Leer bien es todavía un privilegio. No leer bien es marginación".

"La fantasía es una mirada diferente de la realidad, una vía alternativa de conocimiento, muy importante para la ciencia de la cognición", con ello establecía la importancia de la fantasía para la construcción del pensamiento infantil.

Dio una serie de definiciones, propias y ajenas, de la palabra fantasía subrayando su discurrir paralelo y mezclado con la realidad, concluyendo en que era "energía transformadora, la base de todo invento y descubrimiento." Pero iba más allá: "Hay que tener fantasía para la investigación y para poder imaginar una realidad más justa". También destacaría su frase: "La razón consolida y da coherencia a lo que la fantasía ha puesto en juego".

Y para poder fantasear era necesario desarrollar el gusto por la palabra: "el desplazamiento festivo de significados, jugar con las palabras, con sus sonidos… dará la posibilidad de crear y no entender a las palabras como algo estático a repetir."

Unió fantasía y lenguaje, realidad y lenguaje, y decía: "El sentido de lo que hacemos está afectado por nuestra capacidad para contarlo. La fantasía es la gimnasia de lo imposible, que da musculatura al imaginario y al deseo".

Y he aquí algunas frases del cierre: "Leer es abrir un paréntesis en el que va a caber todo aquello que somos capaz de imaginar". "Un libro sirve para todo, y sobre todo para el día después del naufragio".

José García Oliva. Experto en literatura infantil y juvenil.

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