EDUCACIÓN/PSICOLOGÍA

Igualdad o diversidad en la escuela

Igualdad o diversidad en la escuela

Igualdad o diversidad en la escuela

Hace años que fueron contrastados los resultados positivos de una educación adaptada a las necesidades del alumnado, lo que favoreció en un principio su integración y más tarde el proceso de inclusión escolar y social (proceso en el que todo el entorno participa en mayor o menor medida). Desde entonces, son muchas las asociaciones y empresas públicas y privadas que empiezan a entender el valor de la diversidad y el enriquecimiento que supone para todos.

Sin embargo, hablar de diversidad y además de igualdad puede crear cierta confusión, al parecer inicialmente términos contradictorios. La cuestión, a mi entender, es que se trata de términos que corresponden a disciplinas y áreas del conocimiento muy distintas. Mientras que cuando hablamos de diversidad hablamos de un término relacionado principalmente con la salud y la educación, cuando hablamos de igualdad hablamos de un término que se relaciona fundamentalmente con el derecho, porque solo en cuestión de derechos todas las personas podemos considerarnos iguales. En las cuestiones relacionadas con la salud, donde incluimos la personalidad y los aspectos psicológicos que inciden en ella como en las relacionadas con la educación, en el que se incluyen otro gran número de variables que van desde las familiares hasta las socioeconómicas, las personas somos diferentes. Aunque parezca obvio, es necesario insistir en las diferencias, porque ningún niño es igual a un adolescente, ni ninguna persona con 30 años es igual a la de 50, ni tampoco ningún hombre es igual que otro hombre o ninguna mujer igual a otra mujer.

Partir del conocimiento de estas diferencias, siguiendo no sólo por aprender a tolerarlas, sino por aprender a valorarlas para llegar a disfrutar de ellas, debería de ser uno de los objetivos fundamentales de los programas de educación en cualquiera de nuestros centros educativos. Es de destacar, que en la actualidad las diferencias siguen sufriendo un incremento importante de violencia como les ocurre a las personas que son de un país diferente, a las que tienen algún tipo de diversidad funcional o una orientación sexual distinta a la de la mayoría.

Por ello, en las escuelas, cuando hablamos de género podríamos estar dando esa impresión de que existen dos grupos de personas y dos modelos o prototipos a seguir e imitar. Sigo encontrando demasiados padres que quieren que sus hijas sean iguales a todas las demás o que sus hijos sean iguales a los hijos de sus amigos. Y, de la misma forma, cuando hablamos de violencia de género, puede generar la impresión de que se trata de hombres contra mujeres o de mujeres contra hombres abarcando, probablemente, el problema desde una perspectiva excesivamente amplia para encontrar soluciones eficaces (puede que nos estemos centrando más en ser efectivos que en ser eficientes).

Afortunadamente, en el ámbito educativo, la mayoría de comunidades autónomas han editado programas de intervención y protocolos de actuación que van dirigidos a conductas concretas y bien definidas que pretenden eliminar esa violencia que con tanta frecuencia un hombre ejerce contra una mujer. En concreto, La Junta de Andalucía a través de la Orden de la Consejería de Educación de 20 de junio de 2012, que cualquiera puede consultar fácilmente en la web, establece los pasos a seguir desde el primer momento en el que se detecte algún tipo de violencia machista, ya sea física, psicológica o sexual. Además, la Junta de Andalucía, entre otros documentos, también disponible en la web, elaboró la Guía de Buen Trato y Prevención de la Violencia de Género, que merece la pena consultar.

Si, a pesar de todos los esfuerzos de coeducación que maestros y maestras realizan cada día en los centros educativos, la violencia perdura en la vida adulta, la mejor recomendación es llamar al 016, buscar apoyos y denunciar. Hay también muchas asociaciones, como la asociación Iura (iuraweb.com), en la que distintos profesionales están deseando poder ayudarte a gestionar todo el proceso de superación que implica conseguir salir de la violencia de género.

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