La Hermandad del Rocío de Jerez se enfrenta este año a la aplicación de forma estricta y sin concesiones a la norma de tránsito por Doñana, que fue aprobada en el año 2005. Entonces, la cuota de vehículos de tracción mecánica que se concedía a Jerez se fijaba en 150 vehículos, pero desde entonces se hacía la 'vista gorda' en cuanto al cumplimiento de la disposición. Tanto ha sido así que el pasado 2015 entraron con la hermandad de Jerez 172 unidades a motor.

A sabiendas de lo delicado que sería resolver esta cuestión, la junta de gobierno que dirige Raúl Rodríguez celebró el pasado jueves un cabildo extraordinario en el que se explicó a los hermanos la fórmula por la que se hará la selección de vehículos, la cual fue aprobada por unanimidad. Dicha propuesta consiste en una evaluación por puntos.

Primero, para inscribir un coche debe ser solicitado por dos hermanos como mínimo, mientras que para un remolque deberán hacerlo diez hermanos. De esta forma se fomenta la filiación a la hermandad, regulando así la peculiar situación que padece la hermandad cuando se va de romería. Se puntuará de la siguiente forma: cada hermano con una antigüedad desde 2015 hacia atrás suma dos puntos; los nuevos de este año, un punto, lo que propicia que los vehículos lleven una mayor ocupación y al mismo tiempo tengan más opción de ser seleccionados.

La junta de gobierno descartó la selección por sorteo como método por ser "tremendamente injusto; podría suceder que fuera un coche con una persona. Fomentamos la reunión de más hermanos y menos coches".

Evidentemente, esta norma solo afecta a la tracción mecánica no así a los carros, charrés, caballería. Para propiciar el uso del carro, elemento emblemático en la hermandad de Jerez, se establece que el que lleve uno tiene derecho a llevar un coche. La hermandad facilita a los interesados el carro y arreos. También, en la mayoría de los casos, se facilitan mulos ya entrenados. Esto supone que la hermandad sufraga casi el 70 por ciento del coste de llevar un carro.

Otro asunto aprobado fue la restauración de la imagen de la Virgen del Rocío que se venera en Santo Domingo. La hará Pedro Manzano sobre el mes de junio tras la romería. Esta talla es original Pinto Berraquero, que la hizo en 1955. Como explicó el restaurador en el cabildo, su estado es sumamente delicado y precisa de la intervención de forma urgente. Manzano dio a conocer el informe de daños de la imagen y el proceso a seguir.