Rocío 2014

Jerez, Sanlúcar y Doñana, los romeros cumplen su primera etapa de camino

  • La hermandad se despidió de la ciudad saliendo a primera hora tras la misa de romeros. El segundo momento del día fue el embarque en Bajo de Guía para cruzar hacia el Coto

"Quiero hacer el camino con Jerez de la Frontera…”, cantaban a coro alegres rocieros y rocieras con rostros en los que se delataban la impaciencia del comienzo en una mañana de cielo celeste. Es la letra de una sevillana insignia para Jerez que ayer se cantaba con satisfacción alrededor del Simpecado mientras avanzaba por la ciudad, tras dejar atrás Santo Domingo e iniciar de esta forma una nueva romería. Se quedó huérfana la ciudad de su ser rociero. Carretas y caballistas; caminantes y devotos, todos se echaron a andar por los caminos con un único destino en este primer día, Sanlúcar para los más desafortunados que se quedaron en la orilla de Bajo Guía, y Marismillas para los que van junto a Jerez por las veredas del Coto. 

La Hermandad del Rocío de Jerez abandonó ayer la ciudad con toda la carga que suponen sus 82 años de vida. Ahora sólo queda andar para ver a la Blanca Paloma, esperando el sábado la llamada del speaker proclamando a los cuatro vientos la orden “¡adelante la hermandad de Jerez!”. Pero ayer fue el día de la partida y de echar la mirada atrás para recordar a aquellos pioneros que llegaron hasta la Reina de las Marismas en 1931. Entonces fueron una treintena de rocieros que escribieron el primer camino de verdad. Ahora son unos 1.300, quince carros y unos 200 vehículos, cifras que hablan a las claras sobre el espectacular crecimiento del rocierismo en la ciudad. Y eso que hoy por hoy, los números no son los de hace una década.

Amanecía cuando en Cristina se escuchaban ecos inconfundibles: rechinar de herraduras sobre el adoquinado, mulos haciendo sonar sus cascabeles, el pito y el tamboril anunciando la misa de romeros. En la solemnidad cobijada en las bóvedas dominicas se dijo el adiós de la hermandad en la eucaristía. Entre tanto, en la calle se vivía el trajín de los preparativos para recibir al Simpecado, decorado con flores silvestres, al estilo campero como dice el prioste, y en el frontal a modo de imagen venera la Virgen de Consolación del palio de la hermandad del Huerto.  

Los que van y los que llegan para despedirse se reunían lo más cerca posible de la puerta del reloj para ver como se colocaba el Simpecado en la repujada vara de camino de la carreta. Miradas furtivas y de soslayo, de los que iban a sus quehaceres cotidianos, con cierto punto de envidia por los que son bendecidos con la fe rociera. También arreglos de última hora en tocados de flores, en batas y trajes de volantes elegidos para la salida. Este año, los bolsillos siguen bastantes flojos y eso se nota. Se va con lo justo en casi todo. Termina la misa y con ella la espera. No hubo cohetes. Un cirio de la candelaria de la Virgen del Traspaso vuelve a iluminar cada noche al Simpecado. Empieza lo bueno. La carreta plata empezó a tirar de gente y sentimientos. Medio centenar caballistas abrían marcha. Detrás, pitero, las banderas, el Simpecado y las carretas preciosas todas, vestidas con primor.

Las etapas de la partida, este año con mucho más ambiente, tuvo momentos de especial atención como los escolares de la Escuela de San José, que apostados en el acerado, alfombrado y entoldado con el morado de las jacarandas, despidieron a los romeros con algarabía, la Salve de los Doñana y suelta de palomas. Tras el rito del rezo ante la gruta de la Virgen de Lourdes se entró en el Sanatorio para un año más acercar allí la fe rociera en unos minutos que sobrecogen los corazones y llevan a la reflexión sobre lo efímero de la existencia y que el paso de la vida es inexorable. Delante, Juanma con pito y tamboril abría paso a la comitiva como una sonora llamada inconfundiblemente rociera.

“Mi Jerez se va cantando al Rocío”, proclamaban las voces romeras cuando se dejó atrás la ciudad y se empezó a percibir los aromas de las flores nuevas de una primavera que va muriendo pero con los campos aún plenos de verdor. Por fin las primeras arenas, las de Bajo Guía, que en ambiente no es ni por asomo a lo que fue antaño pero sí guarda saludos para las bienaventuranzas romeras que desde ella empezarán a llover como bendiciones sobre hombres, mujeres y niños. El embarque de Jerez se produjo desde las 18:00 horas con el cruce del Simpecado y caballería. Jerez se puso en marcha. Jerez se echó a los caminos romeros de siempre para cumplir con el mandato de la Virgen que por Pentecostés llama a los rocieros a su lado. Jerez se marchó y entró en las inmensidades de Doñana. 

 

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