El paro registrado en Jerez subió en septiembre en casi un millar de personas y la cifra total de demandantes de empleo rebasa ya las 22.000 personas. No es ningún sueño, es el nuevo máximo histórico al que se llega tras seis meses de escalada imparable que dejan tras de sí una estela de parados como nunca antes había conocido la ciudad, en la que la crisis hace estragos por la debilidad de un tejido productivo basado en la construcción y los servicios.

Frente al objetivo del pleno empleo que se marcó el gobierno local (PSOE) y su alcaldesa, Pilar Sánchez, para la presente legislatura, las estadísticas de septiembre dan la razón a los expertos que auguran un invierno negro para Jerez. Los más pesimistas apuntan incluso a la posibilidad de que se lleguen a rebasar los 25.000 desempleados, y ni siquiera los sindicatos lo descartan, ya que, históricamente, los meses de verano servían de colchón para afrontar el último trimestre del año, el peor para el empleo.

Los números hablan por sí solos, y los del paro de Jerez en septiembre reflejan un repunte generalizado en todos los sectores, aunque con especial incidencia en los servicios, la construcción y el apartado de personas sin empleo anterior, que suman más de 860 parados, a razón de 352, 270 y 241 desempleados más, respectivamente.

El sector servicios, que aglutina a la hostelería y comercio entre otras profesiones que dependen en gran medida de los resultados de la temporada alta estival, despunta con 10.680 parados en su particular registro, la mitad del total de demandantes de empleo, mientras el ladrillo, otrora principal motor económico de la ciudad, supera ya los 4.100 desempleados, y los que carecían de empleo anterior -entre los que las Administraciones públicas hicieron una considerable criba suprimiendo colectivos como el de los más jóvenes en busca del primer empleo- se acercan a los 5.000.

La agricultura, que en agosto reportó buena parte de los contratos registrados en la ciudad por la demanda de mano de obra que genera la vendimia, acuna en su registro más de 1.100 parados tras sumar otros 80 en septiembre, y la industria, sector con escaso peso en la economía jerezana para pesar de los sindicatos, suma casi medio centenar más de desempleados, que elevan su total a 1.454.

Desde la perspectiva del sexo, las políticas de discriminación positiva de la mujer puestas en marcha por las Administraciones públicas para facilitar su incorporación al mercado de trabajo muestran sus efectos perversos, pues no impiden el aumento del paro femenino, que crece en 309 desempleadas, y disparan el masculino, que acumula 665 demandantes más, casi el doble que las mujeres en septiembre. Ciertamente, el paro femenino recorta distancias al masculino y ya sólo les separan 3.000 parados -el registro de las mujeres supera las 12.619 demandantes y el de los hombres los 9.500-, pero ambos mantienen la tendencia alcista.

En la comparativa de los últimos 12 meses (interanual) también pintan bastos para la ciudad, que acumula -y se dice rápido- casi 5.000 parados más que al cierre de septiembre del año pasado, lo que en términos relativos se traduce en una subida del 26%.

El análisis interanual engorda el drama de la construcción, que en el último año registra un aumento relativo del 83% con 1.883 parados más. En términos absolutos, el sector servicios supera al ladrillo al sumar de septiembre a septiembre 2.062 desempleados más, con un incremento porcentual de casi el 24%.

Si en los meses anteriores los sindicatos dieron la voz de alarma, ahora las alertas están al rojo vivo, de ahí que los representantes de los trabajadores adviertan de que, de mantenerse la progresión actual, la situación será insostenible cuando en unos meses empiece a agotársele a muchos el subsidio por desempleo.