Jerez

Jerez, territorio insonoro

  • La cruzada emprendida en los últimos meses por las administraciones locales contra la música en directo genera dudas y quejas entre ciudadanos y empresarios de la hostelería

Como aquellos cartelones que presidían locales y viejos tabancos en los que se podía leer 'Prohibido el cante', Jerez sufre estos días una auténtica cruzada contra la música, contra la cultura sonora acústica. Desde principios de año, la convivencia entre las administraciones locales y la música en directo se ha deteriorado notablemente. El motivo, los estrictos controles  por parte de Urbanismo y la Policía Local, a través de su brigada nocturna, hasta el punto de "convertirse en acoso", como dicen algunos propietarios.

 

Esta situación ha provocado que muchos negocios, como ha ocurrido en otras ciudades españolas, hayan buscado una alianza conjunta para tratar de encontrar una solución a un asunto tan sorprendente como llamativo. Por esta razón fue creada hace unos meses la 'Plataforma Música en Vivo Jerez', un colectivo en el que se encuentran numerosos establecimientos a los que les está afectando el problema.

 

La intención de este colectivo no es otro que velar por los intereses de negocios que según un estudio reciente generan al mes entorno a los 178.000 euros, además de crear numerosos puestos de trabajo.    

Pero, ¿qué hay detrás de este comportamiento? ¿Por qué esta caza de brujas de un tiempo a esta parte? Los empresarios del sector no encuentran explicación a una situación que comenzó con un control continuo al horario de cierres, pero que en los últimos meses se ha acrecentado con el tema de la música en directo. "No es normal la forma y la frecuencia", reconocía uno de los propietarios de un establecimiento con bastantes años de experiencia y que "nunca he visto algo así".     

 

La realidad es que desde principios de año, estas actuaciones por parte de la administración ha mermado de manera considerable el número de propuestas musicales de la ciudad, entre otras cosas por el miedo por parte de los propietarios a encontrarse con una cuantiosa multa que termine de arruinarles en una época económica en la que "vamos bastante justititos". 

 

El proceder habitual consiste en la llegada de la citada brigada nocturna al local donde levanta acta de manera directa. Según los dueños, "muchas veces vienen con una lista de locales que tienen programadas actuaciones y que han visto en facebook". No obstante, sus 'visitas' no sólo se producen en horario nocturno, sino que en algunos casos lo hacen a mediodía, coincidiendo con alguna actuación fijada en ese horario. 

 

Desde la delegación de urbanismo se excusa este proceder en "dar respuesta a las denuncias que llegan desde los propios ciudadanos, o de denuncias de ciudadanos a la Policía Local, principalmente", apuntan.  

 

Pero estas afirmaciones no son compartiras por los empresarios del sector sobre todo porque esas 'visitas' se producen, en muchas ocasiones, antes de los propios conciertos programados, es decir, "existe una premeditación y eso ya huele mal", apuntan desde otro local. 

 

"Lo de los vecinos podemos entenderlo en situaciones puntuales, porque alguien puede llamar, pero los que llevamos tiempo en este negocio sabemos con qué vecinos convivimos", destacan desde la plataforma. Es más, en algunos casos, "los vecinos tienen nuestros números y cuando pasa algo fuera del local, porque dentro todos están insonorizados, nos llaman personalmente", aseguran.

 

Además de la Policía, en las últimas semanas han proliferado las visitas de inspectores de urbanismo. "Nos piden toda la documentación, controlan el sonido y a veces buscan cualquier detalle mínimo para levantarnos acta. Como contribuyente de esta ciudad me da vergüenza, parece que somos delincuentes porque si ven que todo está en regla buscan y rebuscan para justificarse, no lo entiendo", afirma otro empresario. 

 

Esta circunstancia lo corrobora la delegación de urbanismo informando de que entre enero y mayo de este 2014 se producido "unas 80 actuaciones de inspección, de las cuales, 45 se han hecho por denuncias de ciudadanos a la Policía Local; otras 25 actuaciones son por denuncias realizadas por los vecinos directamente a urbanismo, y otras 10 actuaciones responden a denuncias de la Policía Autonómica".

 

Asimismo, el Ayuntamiento defiende que "de las 80 actuaciones de inspección realizadas, la mayoría ha sido comprobaciones de equipos de reproducción de sonido, unas 35; le siguen comprobaciones de actividades distintas a la autorizadas (23); de música en directo, 12, y mediciones de sonido, 10".  

 

Con la ley en la mano, la música en los bares no está permitida, por ello y pese a todo, la plataforma aboga por una revisión de la normativa que regula la celebración de espectáculos en directo en los bares, "buscar un término medio y entendernos porque esto se lleva haciendo desde hace más de quince años y nunca ha habido problemas, no sabemos por qué ahora sí", explican. "Jerez necesita una ordenanza acorde con la ciudad que es y la importancia que históricamente ha tenido la música, por ejemplo el flamenco", comentan. 

 

Como patrón, Aragón y Cataluña, que han adaptado su normativa a la actualidad mediante un apéndice aprobado en pleno por los distintos ayuntamientos, que a fin de cuentas son los que finalmente deben decidir. 

 

Un modelo indefinido

En el fondo de esta ardua polémica encontramos un dilema, ¿qué clase de ciudad queremos? Desde hace un tiempo, Jerez no tiene claro qué camino elegir para salir del atolladero económico en el que se encuentra. Sin un panorama industrial halagüeño que mejore a corto plazo el desempleo, desde las autoridades se ha vendido el sector servicios como única vía de escape a la crisis. Agarrarse al flamenco, bodegas y vino, caballos y al turismo en general han sido las propuestas vigentes a día de hoy. Y entonces, ¿por qué atentar contra estos pequeños empresarios que sólo buscan mejorar el ocio y el nivel de acogida de la ciudad?

 

Muchos de los afectados ven en toda esta polémica un fin recaudatorio, primero por la sanción que puede acarrear, en el plazo de un año máximo según dicta la ley, y segundo por la nueva disposición municipal a la hora de plantear licencias extraordinarias. A este respecto, urbanismo ha restringido las mismas, que han pasado de ser de varios días a un sólo día, eso sí, abonando los pertinentes 400 euros.   

 

Otro sector, algo más crítico aunque ya fuera de la plataforma, justifica todo este movimiento, iniciado desde principios de año, a la apertura de la sala El Barco, enclavada en Ifeca. Desde que abrió sus puertas, este negocio, de los pocos que posee licencia de sala de fiesta en Jerez, ha programado diversas actuaciones en directo y que, al contrario de lo que proponen los negocios de la plataforma, se fundamentan en la venta de entradas. Por conversaciones con los propios miembros de la brigada, las miradas se centran en este 'gigante' surgido de la nada en el Hontoria.

 

Desde El Barco, por contra, aseguran no tener "absolutamente nada que ver con el tema, también nos han venido aquí a pedirnos la licencia e incluso a veces nos han puesto un control de alcoholemia en la misma puerta. ¿Pasaría eso si tuviéramos influencias políticas?" 

 

El malestar de la plataforma se agrava al entender un tratamiento desigual en distintos eventos de la ciudad. Es decir, mientras que a algunos pubs se les exige que finalice determinados actos esporádicos a una hora concreta para evitar el enojo de algún vecino "en otros se hace la vista gorda", critican desde la plataforma. Asimismo, y al hablar de las quejas vecinales, no comprenden "que no pase nada cuando es el propio Ayuntamiento el que organiza algún evento en el Alcázar o en la Plaza de la Asunción y están hasta la una de la mañana.   ¿Eso no molesta a los vecinos?".

 

Los tabancos, caso aparte

Dentro de esta caza de brujas a la música en directo iniciada hace unos meses encontramos situaciones absurdas y con alto grado de incongruencia. Me explico. El actual equipo de gobierno ha defendido desde su llegada al Ayuntamiento su clara apuesta por el flamenco, algo que se ha efectuado desde la propia alcaldesa hasta los delegados de Cultura, Turismo y Fiestas, Antonio Real y Antonio Montero. 

 

Sin embargo, la realidad es otra. Y si no que se lo expliquen a los clientes de algunos tabancos de la ciudad que una semana sí y otra también ven cómo la llegada de la brigada de la Policía y los inspectores de urbanismo para levantar actas es la nota común. 

 

A día de hoy, los tabancos se han convertido en un motor importante de la ciudad, un elemento dinamizador del centro que cada semana aglutina a una buena cantidad de gente entorno a ellos y sus diferentes propuestas musicales, eminentemente flamencas. "El que viene a Jerez viene a escuchar a sus artistas, ya sea en un tabanco o en un pub, pero escuchar esa música propia de esta tierra", afirman desde la plataforma.

 

Si desde la Plataforma Música en Vivo Jerez se muestran sorprendidos con la actitud hacia muchos negocios y bares de copas de la ciudad, el grado de sorpresa en lo que respecta a los tabancos es aún mayor. ¿No se apuesta por el flamenco en esta ciudad? 

 

La realidad es que, como está ocurriendo en muchos locales, ni siquiera el sonido de una guitarra flamenca es factible, tanto es así que ni siquiera la celebración de eventos como el Festival de Jerez, que atrae a miles de visitantes en busca de la juerga flamenca, ha servido este año para permitir determinados eventos paralelos a esta cita, eventos que en muchos casos se realizaban a horas que nada tienen que ver con posibles molestias a los vecinos colindantes. Lo peor en todo esto es que según reconocen desde los múltiples tabancos distribuidos por el centro " a veces nos llaman desde el Ayuntamiento o la Diputación para que preparemos actuaciones para un determinado grupo de turistas, y resulta que vienen también para levantarnos acta. ¿En qué quedamos?"

 

La anécdota más llamativa se produjo recientemente en un tabanco cuando la Policía se presentó a levantar acta cuando en aquel momento lo único que se estaba haciendo era retransmitir en directo un partido del Xerez FC, una decisión que elevó al máximo el grado de frustración de los propietarios.  

 

El futuro de momento es incierto, pero la plataforma confía en el diálogo y el sentido común para solucionar un conflicto que además de afectar a los clientes y aficionados a la música en general se filtra también a la propia ciudad, cuyo contenido cultural decrece a pasos agigantados. Entre tanto, Jerez se empieza a quedar como una ciudad insonora.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios