Jerez

Jóvenes y adictos a la cocaína copan las terapias de Proyecto Hombre

  • Los adolescentes consumidores y los cocainómanos, más de 180 atendidos durante 2007, han desplazado en los últimos años al toxicómano marginal

Los jóvenes de 14 a 20 años y los adultos con adicción a la cocaína doblan ya prácticamente en los programas de rehabilitación de Proyecto Hombre a los toxicómanos que responden al tradicional perfil de persona desestructurada, sin recursos y procedente de centros penitenciarios. Entre el programa joven y el de apoyo, destinado a cocainómanos, Proyecto Hombre atendió el pasado año a 183 personas (unas 90 en cada uno de ellos), frente a las 113 que se rehabilitaban en el programa base. Con éste comenzó Proyecto Hombre hace más de 15 años sus terapias de rehabilitación destinadas a los numerosos toxicómanos enganchados a la heroína y hundidos en la marginalidad que estaban en las calles en aquellos años.

La diferencia del número de usuarios entre un programa y otro es más evidente si se tiene en cuenta que el base tiene un duración de dos años, entre la fase de acogida, comunidad terapéutica y reinserción, mientras que el de jóvenes y el de apoyo dura aproximadamente doce meses.

Hace cinco años, la situación era bien distinta. Por el programas para jóvenes y en el de cocaína apenas pasaban 10 o 15 personas al año frente a los 90 usuarios que se atienden ahora por media en cada programa. Dentro del programa joven, 41 adolescentes procedían de reforma judicial, es decir jóvenes que han cometido alguna falta y con problemas de droga, a los que se les impone un tratamiento ambulatorio en Proyecto Hombre. El director de la institución, Luis Bononato, afirma que también se está atendiendo a jóvenes con problemas de comportamiento, cuyos padres han perdido la autoridad sobre ellos y que acuden a Proyecto Hombre "sin ningún tipo de rumbo". Bononato se muestra especialmente preocupado por el consumo entre los menores. "Los modelos educativos imperantes en la familia y en la propia sociedad no propician que se produzca un cambio en este aumento del consumo y de los problemas de comportamiento en el ámbito familiar". El director de Proyecto Hombre mantiene que la accesibilidad a las drogas, incluido el alcohol, es más fácil que hace unos años, en gran parte debido al fenómeno del botellón. "Lo único bueno que se puede ver en esta situación es que los padres están advirtiendo antes estos consumos en sus hijos y acuden a pedir ayuda, de ahí el incremento de la demanda".

En Proyecto Hombre diferencian entre tres grupos de adolescentes en tratamiento: los que acuden con problemas de comportamiento como principal causa del consumo, los consumidores de hachís, con edades de entre 14 y 16 años, con excepciones de menores con 12 y 13 años, que han sido tratados en este programa terapéutico y por último, los que se inician en la cocaína, a partir de 18 años.

La aparición del fenómeno de adicciones al móvil o a las nuevas tecnologías ha obligado a los profesionales de Proyecto Hombre a reciclarse para dar respuesta a una demanda inédita hace unos años. Según Bononato, aunque en estos momentos son pocos los casos de este tipo que se tratan "estamos convencidos de que tarde o temprano darán la cara y vendrán más personas con estos problemas. Ya de hecho los que vienen a tratamiento por alguna sustancia también reconocen a veces un abuso de los videojuegos o internet".

La forma de trabajar tanto con jóvenes como con adictos a la cocaína es muy diferente a los recursos que se emplean en el programa base. "Por ejemplo, la sesiones son durante la tarde para interferir lo menos posible en los trabajos o estudios de estas personas, mantenemos relaciones con los centros educativos y se trabaja mucho con los padres y con las parejas. No tiene nada que ver un chico que fuma porros que una persona de 40 años que ha salido de prisión", subraya Bononato.

Además el pasado año Proyecto Hombre inició la atención a menores extranjeros no acompañados remitidos por Infancia y Familia de la Junta.

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